Empresas en problemas como Codelco o la siderúrgica Huachipato, además de un letargo en la política del litio están encendiendo las alarmas.
Como un «crudo proceso de desindustrialización». Así calificó el académico de Ingeniería Civil de la PUCV, Francisco Martínez, lo que, a su juicio, se vive a nivel país. El especialista aseveró, en una carta enviada a El Mercurio, que la situación tendrá «graves consecuencias sobre el empleo y el desarrollo tecnológico en Chile».
«A los problemas de Codelco en la minería —detalló en la misiva— se suma la crisis de la Siderúrgica Huachipato, de la industria de la construcción y, ahora, una velada declaración de guerra a la industria salmonera en el sur, de parte del ministerio de Medio Ambiente».
En relación a las responsabilidades, aludió a una «desesperante inacción de las actuales autoridades del Estado» que —subrayó una vez más— «tendrá duras consecuencias sobre nuestro sistema laboral, pues hay un vasto conjunto de empresas que dependen directa e indirectamente de estas industrias».
Las declaraciones de Martínez aparecieron apenas un día después de que el destacado economista de Harvard Ricardo Hausmann, deslizara una serie de críticas a la política industrial del país.
«Si vas a tener una empresa del Estado como Codelco —indicó en entrevista con El Mercurio— me parecería muy importante que invierta mucho en tecnología, en innovación (…) Nadie va a tener más incentivos en desarrollar cosas para mejorar la eficiencia en la identificación de recursos naturales, en cómo procesarlo. Pero noto que hay muchas empresas extranjeras operando en Chile, y hay pocas empresas chilenas operando en el exterior».
Ambas posturas —críticas de lo que se vive en términos de industrialización a nivel país— abrieron una pregunta que no cuenta con respuestas unánimes: ¿vive Chile un proceso de «desindustrialización»?
Silvana Becerra, subdirectora Desarrollo Tecnológico y Comercialización de la Universidad de los Andes, piensa que sí.
«Chile lleva varias décadas transitando un proceso de desindustrialización que se evidencia en cifras, con una disminución a la mitad el aporte de la industria manufacturera al PIB en los últimos 40 años», señaló a Emol.
En esa línea, agregó que «en la última década la industria manufacturera no ha superado el 10% de contribución al PIB nacional. Pese a haber tenido una recuperación postpandemia, los últimos meses de 2023 han ido a la baja».
A modo de referencia, la especialista indicó que en los países industrializados el aporte de la empresa manufacturera al PIB se encuentra entre el 15% y algo más del 20%.
«Chile lleva varias décadas transitando un proceso de desindustrialización que se evidencia en cifras, con una disminución a la mitad el aporte de la industria manufacturera al PIB en los últimos 40 años».
Silvana Becerra, subdirectora Desarrollo Tecnológico y Comercialización de la Universidad de los Andes
Asimismo, señaló que el país se está quedando atrás en la renovación tecnológica para poder adoptar nuevas prácticas y tecnologías de la industria 4.0 y en inversión en investigación y desarrollo, pese a los incentivos tributarios. También, dice, en impulsar la activación de asociaciones público-privadas que estimulen la inversión y la colaboración.
No todos, sin embargo, concuerdan con que Chile vive un proceso de desindustrialización.
Es el caso del académico del Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad Católica, Julio Pertuzé. El investigador planteó que «el proceso de desindustrialización lo vivimos mucho antes en la historia de nuestro país, porque la cantidad de industrias que existía antes, manufactureras, era mayor a la que existe ahora».
La discusión se enfoca más bien, indicó, en «cómo poder aumentar la productividad y cómo poder aumentar la innovación de ciertos sectores que históricamente son muy importantes para la economía y al mismo tiempo son fuentes importantes de empleo».
«La pregunta es —insistió— cómo somos más productivos en la minería, en la industria de la construcción, en la industria de los salmones, en la industria agrícola».
Así, señaló que es natural que ciertos procesos de cambios tecnológicos puedan afectar a ciertas industrias, pero que la pregunta es cómo prepararse y adelantarse para los nuevos desafíos, como aquellos que se están abriendo en el creciente uso de la inteligencia artificial, de procesos digitales, de robotización, de manufactura avanzada y de robótica industrial, que permiten ir aumentando la productividad de los distintos sectores productivos.
Desde el ministerio de Ciencia y Tecnología, en tanto, también aludieron al papel que han jugado los cambios. Según explicó la subsecretaria Carolina Gainza a EmolTV, consultada acerca de una eventual desindustrialización, «todos los países están viviendo transformaciones. Ayer mismo leía que lo mismo se plantea respecto a Alemania, un país que es muy industrializado, muy de lo que fue la revolución industrial».
En esa línea, agregó que «las tecnologías digitales lo que han hecho es transformar nuestras formas de producción, nuestras formas de convivencia. Nos ha transformado hasta en los aspectos que menos nos imaginamos».
En ese contexto, la autoridad indicó que se abren oportunidades. Así, dijo que «estamos trabajando ciertas áreas estratégicas como el litio o el hidrógeno verde. Ahí nuestro país tiene una oportunidad tremenda en términos de una transformación de la matriz productiva».
En relación a lo que se está haciendo desde su cartera para abordar los cambios, Gainza sostuvo que «como ministerio hemos definido ciertas áreas estratégicas, que van en línea con este programa de desarrollo productivo sostenible».
Campo laboral e investigación
Una de las críticas que deslizó el académico de la PUCV, Francisco Martínez, en su carta a El Mercurio tuvo que ver con la empleabilidad. «Frente a este poco auspicioso panorama pregunto ¿dónde buscarán empleo los nuevos y futuros titulados universitarios?», se cuestionó.
Al respecto, Silvana Becerra sostuvo que «el campo laboral existe, pero aún no es lo suficientemente grande para lograr absorber a todos los estudiantes que se gradúan de carreras tecnológicas y también aquellos que se post-gradúan en Chile y en el extranjero».
A juicio de la académica, se debería «fortalecer la investigación y desarrollo tanto como inversión del estado como del privado». Recordó —con respecto a esto— que «una de las promesas de este gobierno es alcanzar el 1% del PIB en inversión en investigación y desarrollo, actualmente estamos en el 0,34%».
Julio Pertuzé, en tanto, destacó las políticas que ha llevado adelante el Estado. Según explicó, permiten que «los sectores productivos que nosotros actualmente tenemos puedan mantenerse vigentes y puedan seguir reinventándose en el tiempo y (…) que puedan crear nuevos sectores productivos aprovechando el cambio tecnológico que estamos viviendo».
La subsecretaria Carolina Gainza, por su parte, reconoció que en algunas instancias falta avanzar. «Más del 80% de los investigadores tiene trabajo, pero en la academia. Y ese es un problema, porque, en el fondo, tenemos a todos nuestros investigadores formados en la academia trabajando”, sostuvo. Recalcó, entonces, que “necesitamos una mayor conexión, una mayor entrada de nuestros investigadores y sobre todo de desarrollo de ciencia aplicada en la industria».
«Más del 80% de los investigadores tiene trabajo, pero en la academia. Y ese es un problema, porque, en el fondo, tenemos a todos nuestros investigadores formados en la academia trabajando».
Carolina Gainza, subsecretaria de Ciencia y Tecnología
La autoridad indicó también que «estamos avanzando con bastante fuerza en áreas como el litio y el hidrógeno verde», pero reconoció que hacen falta más profesionales en el área de la ciberseguridad.
Fuente: Emol economía, septiembre 27 de 2023