Informe de Randstad del segundo trimestre reveló que casi 25% de los trabajadores dijo haberse cambiado de empleo. ¿Las razones? El interés por mejorar sueldo, pero también mejores condiciones, como flexibilidad horaria, teletrabajo, beneficios.
Una nueva volvió a experimentar la rotación laboral en el país. Alineado con lo ocurrido al partir el año, el estudio de tendencias de la consultora de recursos humanos de Randstad arrojó que el porcentaje de trabajadores que afirmó haber cambiado de empleo alcanzó a 24,9% durante el segundo trimestre, lo que refleja un alza de 6,4 puntos porcentuales en doce meses (18,5%).
El incremento, según la edición del Workmonitor, fue impulsado principalmente por la alta movilidad de jóvenes entre 18 y 24 años, que es de un 44,3%, 10 puntos más que en el mismo período de 2018.
Le siguieron aquellas personas de 25 a 34 (25,7%) y los empleados de 35 a 44 años (20%), mientras que los que menos se cambiaron de compañía fueron los profesionales del rango etario correspondiente a 45 a 54 años, con 16,5%; y los de 55-67 años, con 15,2%.
Pese a tratarse de niveles altas, la directora de marketing y comunicaciones de Randstad, Natalia Zúñiga, destacó que últimamente se ha ratificado la idea de que las generaciones jóvenes se cambian más de empleador a lo largo de su vida profesional, «debido a que hemos comprobado que la curva es cada vez más marcada en este sentido».
A su juicio, «es una tendencia que posiblemente se agudizará considerando la reciente ley para jóvenes universitarios aprobada por el gobierno, la cual comienza a regir en septiembre y tiene por objetivo bajar la alta tasa de desempleo juvenil, que está por encima del 20%, además de proteger a los estudiantes de entre 18 y 24 años insertos en el mundo del trabajo, ya sea para pagar su carrera o para contar con ingresos propios con el fin de conseguir mayor independencia».
Esta nueva normativa incorpora varias modificaciones, entre ellas que el tiempo trabajado no puede superar las 10 horas diarias y que las remuneraciones no se consideren para determinar la condición socioeconómica del trabajador estudiante o la de su grupo familiar, «escenario que evidentemente incrementará la masa laboral juvenil y dará mayor flexibilidad y dinamismo al mercado», sostiene.
La experta en RRHH acota que «es natural que los jóvenes se muevan más, ya que se encuentran en una etapa en la que buscan desafíos y no tienen grandes responsabilidades económicas, por lo tanto, están mirando constantemente nuevas alternativas en las que puedan conseguir un desarrollo más acelerado o realizar labores que para ellos sean más gratificantes, incluso muchas veces sin considerar la renta, sobre todo tomando en cuenta que existe un porcentaje importante que, cercano a los 30, todavía vive con sus padres».
Sobre las razones para moverse de trabajo, Zúñiga aclara que no solo el salario es clave, sino que también los profesionales, especialmente los más jóvenes, se cambian si se encuentran con un mal clima laboral o si consideran que sus funciones no tiene un propósito, por ejemplo.
De hecho, según la misma investigación, el principal gatillador de cambio en Chile es mejorar las actuales condiciones de trabajo, con 41% de las preferencias, «lo que si bien tiene relación con temas monetarios, también hace alusión a ítems blandos, como tener mayor flexibilidad horaria, opciones de home office, mejores beneficios o estar más cerca de la oficina, aumentando la calidad de vida, entre otros», enfatiza Natalia.
Más confianza en encontrar un nuevo empleo
De acuerdo al estudio, el índice de movilidad laboral en Chile, que mide la confianza de los profesionales en encontrar un empleo similar o diferente durante los próximos seis meses, alcanzó 123 puntos en el segundo trimestre de 2019, dos menos que el periodo inmediatamente anterior y cinco más que hace un año.
Con esto, el país ocupa la posición número 4 entre 34 naciones en el ranking de mayor confianza en las oportunidades laborales que se presentarán durante el próximo semestre, empatado con Brasil; por arriba de México (122 puntos) y por debajo de Hong Kong (126 puntos).
Esto demuestra que, «a pesar de la desaceleración del mercado laboral, con cifras de desempleo que no bajan del 7% y proyecciones de crecimiento por debajo de 3%, los chilenos esperan que la economía se reactive en el corto plazo, puesto que este índice habla de las expectativas de mejora que tienen los trabajadores, teniendo como base la situación actual».
Fuente: Diario Financiero, agosto 29 de 2019