Las cifras, expuestas por la CNEP, destacan, además, que la influencia de la productividad en el crecimiento del país ha decaído con el tiempo.
La Comisión Nacional de Evaluación y Productividad (CNEP) dio a conocer su análisis en relación a lo que ocurrió en Chile en 2023. ¿El resultado? Una caída en la Productividad Total de Factores (PTF) de entre 1,8% y 2,4% para la economía agregada (que incluye al sector minero), y de entre 1,8% y 2,6% para la economía sin minería.
El secretario ejecutivo de la CNEP, Rodrigo Krell, explicó en la presentación que «esta situación se da en un año en donde se espera una variación de la actividad económica de un 0%, acompañada de un crecimiento moderado del capital y las horas trabajadas de un 3% y 1,9%, respectivamente».
Agregó, con ánimo de profundizar, que «dicho escenario, evidencia el deterioro de productividad en 2023 respecto del 2022. En otras palabras, durante el año pasado, la producción no varió significativamente con respecto a 2022, pero se utilizó una mayor cantidad de factores productivos».
Krell se mostró preocupado por las cifras. Es por eso que subrayó que «la productividad es el motor más importante del crecimiento económico sostenido, que permite, entre otras cosas, aumentar el bienestar de la población. Está determinada por elementos como los asociados a la calidad regulatoria, el nivel de competencia en los distintos mercados, uso de tecnología, capacitación, innovación, entre otros».
La productividad, en términos sencillos, es entendida, como la relación existente entre la cantidad de bienes producidos y los recursos utilizados con ese objetivo. Es decir, constituye una medida de cuánto se puede generar con un determinado nivel de insumos.
El economista también dio cuenta de la influencia de la PTF en relación al crecimiento económico del país, la que, según señaló, ha decaído con el tiempo.
En esa línea, subrayó que «mientras entre 1991 y el 2000 (la PTF) explicó más de 1/3 del crecimiento anual promedio, desde el 2006 en adelante, su influencia ha sido prácticamente nula».
Indicó también que, con la contracción de la PTF en 2023, la media móvil de su crecimiento vuelve a fluctuar en torno a 0%, en línea con lo experimentado desde finales de la de´cada de los 2000.
Si bien en 2020 y 2021 la PTF experimentó un crecimiento de 1,8% y 3,2% respectivamente, lo que obedeció a las condiciones excepcionales en que se desenvolvió la economía durante la pandemia, las contracciones de 2022 (4%) y 2023 (entre -1,8% y -2,4%) absorben dicha alza, alcanzando un nivel prácticamente idéntico, al registrado previo a la pandemia.
El documento de la CNEP da cuenta, asimismo, de que con la caída de productividad agregada en 2022, seis de los ocho sectores productivos redujeron su PTF. Las principales contracciones se dieron en comercio, hoteles y restaurantes (-11,8%), minería (-9,4%), e industria (-8,4%), mientras que, tanto Electricidad, Gas y Agua como Transporte y Comunicaciones, experimentaron una expansión de su productividad con un 6,7% y 2,5%, respectivamente.
Productividad laboral
El documento del CNEP midió por primera vez la productividad laboral. «Similar al comportamiento de la PTF, la productividad laboral mostraba un gran dinamismo entre 1990 y el 2000 con tasas de crecimiento anuales por sobre el 4%, sin embargo, a partir del 2011 el crecimiento anual promedio ha sido en torno al 1%«, señaló Maximiliano Alarcón, economista e investigador de la institución.
La productividad laboral, definida como el producto que genera un trabajador por cada hora trabajada, refleja parcialmente los cambios en las capacidades de los trabajadores o la intensidad de sus esfuerzos, ya que su variación no solo depende de la eficiencia del trabajador por sí solo, sino también, a la presencia de mayor o menor capital.
Para el caso de Chile, Alarcón destacó que «desde el 2000, el principal motor de crecimiento, ha sido la mayor intensidad en el uso del capital, vale decir, más inversión en maquinarias y equipos, y no la eficiencia en el uso del capital y el trabajo dada por la PTF. Ello contrasta con lo observado en otros países OCDE, donde la PTF impulsa el crecimiento de la productividad laboral».
Señaló también que el crecimiento de la productividad laboral, «se debe a cambios en el volumen de producto por el total de horas trabajadas en una economía. Para que aumente el nivel de productividad laboral, deben estar presentes algunos de los siguientes escenarios: mayor capital para producir, mejor calidad del trabajo, o mayor eficiencia en la utilización conjunta del trabajo y capital, es decir, cuando se logra mayor PTF».
Últimos 15 años perdidos
Al mirar atrás, las cifras siguen siendo negativas. Y es que el informe de la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad (CNEP) constata que los últimos 15 años (2008-2023), mirados exclusivamente en términos de crecimiento de la productividad, evidencian una etapa pérdida.
El CNEP destaca, al respecto, que la situación, no solo resalta la necesidad de generar medidas para impulsar la productividad, sino también la de revisar la evidencia (cambios tecnológicos, masificación del teletrabajo), para diseñar políticas que permitan aprovechar dichos desarrollos, y con ello la eficiencia laboral.
El presidente de la CNEP, Raphael Bergoeing, destacó que «la desaceleración de la productividad es un fenómeno de largo plazo, que se ha visto agravado por la caída en la productividad minera, pero que es transversal en la economía nacional. Su desaceleración previa a la pandemia del COVID-19 es un fenómeno global, comportamiento que incluso, ha sido foco de múltiples estudios y que, dado que ocurrió en un periodo con importantes cambios tecnológicos en el área digital, es usualmente referido como la paradoja de la productividad».
Asimismo, advirtió que «políticas que busquen eliminar los cuellos de botella para restringir el crecimiento de la productividad, programas integrados de capacitación con foco en TICS, son clave para impulsar el crecimiento económico sostenido y mejoras en el bienestar de la población».
Fuente: Emol economía, enero 10 de 2024