En Chile la palabra proactividad es sinónimo de alta iniciativa, o un nivel superior de iniciativa. Se valora como un bien escaso que sólo algunos poseen, pero que casi todos los empleos actuales lo requieren en quien cumple las funciones del cargo. Desde el punto de vista de la búsqueda y contratación de personas, formación y entrenamiento de estas, así como en funciones de retención de personas valiosas en la empresa, el ser proactivo es un elemento distintivo y sin duda una ventaja comparativa en los equipos de trabajo que poseen esta cualidad.
Para S. Covey la proactividad o iniciativa se basa en la libertad interior de elegir que cada persona tiene respecto a la forma de responder a un estímulo o circunstancia, y esta libertad interior de elegir se basa a su vez en nuestra capacidad de autoconciencia, la voluntad independiente, la capacidad de imaginación y la conciencia moral. Proactividad es tomar la iniciativa y hacernos responsable por nuestras decisiones.
Iniciativa es la predisposición a anticiparse, a ver lo que hay que hacer en el futuro. En términos conductuales desde concretar decisiones tomadas en el pasado hasta la búsqueda de nuevas oportunidades o soluciones de los problemas.
La iniciativa se puede entender como una competencia laboral fundamental hoy en día, y como competencia está compuesta por comportamientos específicos, comportamientos se pueden aprender, practicar, entrenar, desarrollar en definitiva, de modo de instalarlos en nuestro repertorio conductual como un hábito, firme e indestructible al paso del tiempo.
La iniciativa puede ser inexistente o en niveles cercanos a cero en algunas personas, y en otras puede estar en un nivel bastante evolucionado. La iniciativa en su nivel más primario se expresa en abordar oportunidades o problemas en el momento que se presentan con diligencia y prontitud.
En un segundo nivel, la persona es capaz de tomar decisiones en forma rápida y decidida en momentos de crisis, tratando de anticiparse a las situaciones que puedan surgir, tiene distintos enfoque para afrontar una situación problema.
En un tercer nivel de desarrollo de la iniciativa, la persona se adelanta y se prepara para los acontecimientos que pueden ocurrir en el corto plazo. Crea oportunidades o minimiza los problemas potenciales. Es capaz de evaluar las principales consecuencias de una decisión a largo plazo. Es ágil en la respuesta a los cambios. Aplica distintas formas de trabajo con una visión de mediano plazo.
Y, en un cuarto nivel de desarrollo de la iniciativa, se puede observar que la persona se anticipa a las situaciones con una visión de largo plazo; actúa para crear oportunidades o evitar problemas que no son evidentes para los demás. Elabora planes de contingencia. Es promotor de ideas innovadoras. Se le puede considerar como un referente y modelo a seguir.