La entidad presidida por Mario Marcel entregó esta mañana su tercer Informe de Política Monetaria del año, en el que anticipó que continuará «retirando el impulso monetario» para controlar la inflación.
El Banco Central publicó esta mañana su tercer Informe de Política Monetaria (IPoM) del año, en el que volvió a elevar su proyección de crecimiento para la economía en 2021, ubicando el rango entre 10,5 y 11,5%. En junio, el instituto emisor esperaba una expansión del PIB de entre 8,5 y 9,5%.
Eso sí, la entidad presidida por Mario Marcel anticipó que pasado 2021 la economía se «desacelerará» de forma significativa, razón por la que revisó a la baja sus estimaciones para los años venideros. En 2022 proyecta un crecimiento de entre 1,2 y 2,5% (2 y 3% en junio) y de entre 1 y 2% en 2023 (1,75 y 2,75% en junio).
Para este año, explicó que el aumento en el rango se debió a «datos efectivos superiores a lo esperado en el segundo trimestre y a una importante revisión al alza de la trayectoria del consumo. Pese a que se anticipa también un mayor nivel de gasto privado para el próximo año, la mayor base de comparación resulta en un rango de crecimiento estimado para el 2022 más bajo».
«Hacia 2023, la paulatina desaparición de los efectos de la política fiscal y la acción de la política monetaria reducen el rango de crecimiento estimado para ese año», agregó el informe, resaltando que «la brecha de la actividad ya se cerró producto del mayor dinamismo de la demanda, volviéndose significativamente positiva durante la segunda parte del año y por buena parte del 2022.
«Hacia el 2023 la brecha retornará al equilibrio. La revisión al alza del consumo privado es el principal factor tras la corrección de crecimiento del 2021», dijo.
En su análisis de lo ocurrido este año, el IPoM de septiembre apuntó que la economía chilena «superó el nivel de actividad que exhibía previo al inicio de la crisis social». En ese sentido, destacó que en el segundo trimestre de 2021, el PIB anotó un crecimiento anual de 18,1%, «cifra donde se combinaron la capacidad de adaptación de los agentes económicos al contexto de la pandemia, el impacto de las políticas de apoyo a los ingresos de los hogares y una muy baja base de comparación».
Además, resaltó que «los datos del segundo trimestre y comienzos del tercero están mostrando un aumento del dinamismo del consumo que supera lo anticipado en junio, sugiriendo que el efecto de las políticas de apoyo a los hogares está siendo mayor que lo esperado».
Orientación de la política monetaria
Sobre la inflación, el Banco Central subió con fuerza sus estimaciones para este año. Espera que culmine 2021 en 5,7% (4,4% en junio), «manteniéndose en cifras por sobre 5% durante la primera mitad de 2022.
Por ello, y considerando que la economía «ya superó los impactos inmediatos de la pandemia en la actividad», a juicio del ente rector es necesario que las políticas públicas vayan adaptándose para evitar que los desequilibrios entre producción y gasto «se prolonguen en el tiempo y generen costos elevados para el país».
«La magnitud de las políticas de estímulo a la demanda -como los retiros de fondos de pensiones y ayudas estatales-, ha llevado a que el consumo exhiba un dinamismo muy superior al de otros componentes del gasto privado. Sostener un crecimiento con estas características sería muy perjudicial, en particular porque no cooperaría a reducir las brechas que aún existen en el mercado laboral», remarcó.
«El Banco Central actuará en concordancia con su mandato de controlar la inflación, tarea que será menos costosa para la economía en la medida en que otros actores contribuyan a restaurar los equilibrios macroeconómicos que se han perdido durante la pandemia».
IPoM septiembre
Asimismo, el informe recordó que «la inflación perjudica especialmente a los hogares de ingresos medios y bajos, que no poseen los mecanismos de protección de su poder adquisitivo y sus activos con que cuentan los más acomodados», y subrayó que «el Banco Central actuará en concordancia con su mandato de controlar la inflación, tarea que será menos costosa para la economía en la medida en que otros actores contribuyan a restaurar los equilibrios macroeconómicos que se han perdido durante la pandemia».
Así, sostuvo que en el escenario central se anticipa que «la convergencia de la inflación a la meta requerirá continuar retirando el impulso monetario, llevando la TPM a niveles en torno a su valor neutral hacia mediados del primer semestre del 2022. De ahí en adelante, la evolución de la TPM dependerá de la concreción de los escenarios de sensibilidad que describe el corredor de tasas».
Ayer el consejo del Banco Central aplicó un fuerte y sorpresivo aumento a la tasa de interés. La elevó al doble para dejarla en 1,5%, la mayor alza aplicada en 20 años. Esto, después de haberla incrementado en 25 puntos base en julio.
Otras proyecciones
Coherente con una economía que debiese dejar atrás los efectos de la pandemia y donde el impulso de las elevadas ayudas económicas se reduciría, la entidad espera el consumo baje sus tasas de expansión. «El escenario central contempla que, tras alcanzar cifras del orden de 20% promedio en la segunda parte del 2021, la tasa de variación anual del consumo privado se reducirá hasta un promedio en torno a 0,5% en el período 2022-2023».
En cuanto a la inversión, el IPoM prevé que, luego de crecer cerca de 16% anual este año, «se manifestarán una serie de factores restrictivos que atenuarán su expansión a 0,3% y 0,6% en 2022 y 2023, respectivamente».
En ese sentido, a la exigente base de comparación de 2021, se suman «la lentitud que sigue mostrando la aparición de nuevos proyectos de envergadura -con la excepción de aquellos de energías renovables-, la significativa alza de las tasas de interés de largo plazo, el impacto de la depreciación del peso, el deterioro de la bolsa y una incertidumbre que sigue elevada en perspectiva histórica».
«El comportamiento esperado de la inversión en Chile difiere de lo que se prevé en otras economías, donde la recuperación posterior a la pandemia está mostrando una tracción mucho mayor de esta parte de la demanda interna», aseguró el Central.
También espera que la política fiscal inicie una «trayectoria de convergencia hacia cifras de gasto y déficit acordes con la regla del balance estructural». Desviaciones respecto a ello, serían «particularmente» relevantes para la política monetaria, «no solo por los impactos que la política fiscal tiene en el gasto privado, sino también por sus implicancias sobre las variables del mercado financiero, en particular la evolución de las tasas de interés de largo plazo y el tipo de cambio».
Por último, respecto al cobre, el Banco Central espera que culmine 2021 con un precio promedio de US$4,15 la libra. Mientras que en 2022 espera que este baje a $4,00 y en 2023 llegue a US$3,70.
Fuente: Emol economía, septiembre 01 de 2021