Una de las revelaciones del estudio «Mercado Laboral Chileno para La Cuarta Revolución Industrial» de Clapes UC
El presidente de la CPC, Alfonso Swett, abogó por cambiar el foco de la capacitación a la reconversión de los trabajadores para hacer frente a la tecnología.
Los investigadores de Clapes UC, Juan Bravo, Agustín García y Hans Schlechler, con metodología de estudios internacionales, resultados de la OCDE y datos de Casen en Chile, recurrieron paradójicamente a la inteligencia artificial para calcular cuánto puede ser el impacto de la automatización en los empleos en nuestro país.
El resultado del estudio «Mercado Laboral Chileno para la Cuarta Revolución Industrial», presentado este miércoles en un seminario en la casa central de la UC (el mismo día en que se inició la huelga en Walmart sustentada por el impacto que está teniendo en el personal de cajas la incorporación de tecnología para la autoatención), reveló que existe en promedio un 42,2% de trabajos que los puede hacer un software, una máquina o un robot. Pero detalló, además, que hay un 17% de esos empleos que tienen un alto riesgo de ser reemplazados por la automatización: «Esas son más 1,3 millones de personas que pueden verse afectadas. Son de alto riesgo porque ejecutan cargos u oficios que tienen un probabilidad igual o superior a 70% de que se automaticen y que finalmente pierdan sus puestos de trabajo», dice Juan Bravo, uno de los coautores del estudio y el principal orador en el seminario.
Son los trabajadores de calificación mediana, esos que se desempeñan un área con un oficio muy particular, como los operadores de maquinaria o conductores, por ejemplo, los más afectados por la era de la robótica.
«El sector que por lejos tiene mayor riesgo de automatización es el de almacenaje, transporte y comunicaciones y eso tiene que ver, justamente, porque ahí están concentrados los conductores de vehículos motorizados y que están amenazados por las máquinas que se conducen solas. Y luego viene la actividad minería que tiene muchos operadores de maquinaria, oficio que es bastante rutinario y eso explica de que puedan ser fácilmente reemplazados'», cuenta Bravo.
-Son los trabajos del hogar, del servicio doméstico los menos reemplazables. ¿Por qué?
-Si bien no está dentro de las actividades de alta calificación, que son difíciles de reemplazar, el servicio doméstico tiene características particulares. Por ejemplo, el cuidado de personas, de un hijo, es complicado encargárselo a una máquina y también las labores de cocina o manualidades, lo que hace que las trabajadoras de servicio estén en una actividad de bajo riesgo.
-¿Esto influye en que las mujeres (14,7%) tengan un menor porcentaje de riesgo de ser reemplazadas por una máquina que los hombres (18,8%)?
-Puede ser. Pero también una hipótesis es que una parte de las mujeres cuando salen al mercado laboral se emplean en trabajos más calificados, con un sueldo que les permita pagar a una persona que les cuide a sus hijos. Entonces, como están en áreas más calificadas tienen menos impacto por la automatización.
Reconversión
Para Alfonso Swett, presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), los cambios radicales que se van a producir por la automatización están dejando obsoleta la capacitación en puestos laborales que no sabemos si van estar en el futuro. «Lo que necesitamos hoy día es reconvertir a los trabajadores que potencialmente pueden perder el empleo. Hoy estamos viendo que las cajeras en los supermercados están perdiendo el trabajo; que el metro no tiene conductor, que los peajes no tienen cajeros, entonces hay que poner el tema de la reconversión y tener una propuesta común del gobierno, empresarios y trabajadores».
Swett dice, por ejemplo, que la economía de servicio es una gran salida para la reconversión. «Alemania y Estados Unidos nos llevan la delantera en automatización y no tienen problemas de empleo porque tienen una economía de servicio y exportación de servicios tremendos. En nuestros celulares recibimos todos los días servicios de plataformas que están fuera de Chile. A eso hay que apuntar», comenta.
En esa dirección, la semana pasada el Sence lanzó un programa enfocado en la reconversión para personas cesantes que se llama Reinvéntate: «Lo que buscamos es un saber hacer nuevo para la persona y que le permita insertarse en el mundo de los trabajos nuevos como, por ejemplo, comercio electrónico y marketing digital», cuenta el director de la entidad, Juan Manuel Santa Cruz. El Sence en su sitio (https:// bitlyi2X0U5613) también entrega cursos online gratuitos que parten con introducción a la programación, siguen con fundamento de programación y terminan con lenguaje JavaScript.
Fuente: Las Últimas Noticias, julio 11 de 2019