“Están paradas esperando a las manos que decidan hacer andar. La neblina las rodea y las oxida y ya piensan en petrificar”. La emblemática canción de Los Prisioneros de los años 80 evidenciaba con estas frases la precaria situación que enfrentaba la industria nacional en ese entonces. Aunque hoy las circunstancias políticas y económicas están lejos de ser las mismas, y la manufactura nacional y sus empresarios han luchado con tesón para mantenerse activos, no es aventurado concluir que aquellos versos escritos por jóvenes músicos hace casi 40 años siguen en gran parte vigentes.
El cierre de varias empresas manufactureras el año recién pasado y la grave crisis que afecta a la siderúrgica Huachipato nos hablan de la difícil situación que enfrenta hace décadas el sector industrial manufacturero chileno, y de los esfuerzos que deben hacer sus gestores para mantenerse activos.
Las expectativas para 2024 tampoco son alentadoras, principalmente porque la inversión esperada sigue a la baja. ¿Por qué el sector industrial, que es el que otorga más y mejores empleos, que impulsa la innovación y el avance tecnológico, que permite a los países diversificar sus fuentes de ingreso y que conlleva mejoras en la productividad -que lleva 15 años de crecimiento nulo en Chile- no ha estado en la mira de los gobiernos desde hace al menos cuatro décadas?
Ningún país ha alcanzado el desarrollo sin una industria manufacturera robusta, y en esas estrategias las políticas públicas y las alianzas público-privadas juegan un rol clave. ¿Cómo conversa el Pacto Fiscal que plantea el ministro de Hacienda con el necesario impulso al sector industrial que requiere el país para recuperar el crecimiento?
Como ASIMET esperamos que la decisión de promover a la manufactura no llegue demasiado tarde, para que, como rezaba la canción ochentera, no tengamos que lamentarnos “de cuando vino la miseria… los echaron y dijeron que no vuelvan más”.
Fernando García L.
Presidente ASIMET