Ante los últimos cuestionamientos que han tomado fuerza en torno a cómo se cuantifican las jubilaciones, Emol conversó con diversos expertos respecto a la posibilidad de recortar las edades que considera el sistema.
«Las pensiones se calculan proyectando que viviremos 110 años«, es una de las afirmaciones que en los últimos días ha tomado fuerza a través de redes sociales y que incluso algunos diputados y senadores han hecho eco. Se trata de una edad que efectivamente existe en el tope de las llamadas «tablas de mortalidad» del sistema de cotización individual en Chile, pero que, según los expertos en el tema, «su funcionalidad es muy diferente a la que se está diciendo».
Se trata de un sistema complejo que no ha podido ser bien explicado a la ciudadanía, según comentó la ministra del Trabajo, María José Zaldívar. «Hay cosas que por total desconocimiento empezamos a convencernos de que son verdad y eso es súper grave«, dijo antes de reconocer que «todos estamos al debe en materia de educación previsional».
Así, en medio de la fuerza que ha tomado el concepto de «los 110 años», Emol conversó con diferentes expertos en pensiones con el fin de entender cómo funcionan las tablas de mortalidad y si una posible reducción en ellas significaría una mejora sustantiva -o no- en las jubilaciones que reciben mes a mes quienes cotizaron en el sistema de AFP.
Rentas vitalicias y retiro programado
Para poder entender para qué se usan las tablas de mortalidad en Chile y los posibles efectos de si se recortaran, primero hay que diferenciar las dos opciones que tiene la gente al momento de jubilar después de haber cotizado en el sistema AFP: pensionarse a través de la modalidad de las rentas vitalicias o el retiro programado.
Las rentas vitalicias las ofrecen compañías de seguros y la oferta que le hagan a una persona dependerá, en gran medida, de cuánto logró ahorrar el pensionado. «El monto de la renta no cambia y se paga por igual todos los meses hasta que la persona fallezca«, explica el ex superintendente de Pensiones y ex ministro de Economía del Gobierno de Michelle Bachelet, Alejandro Ferreiro.
206 personas mayores de 100 años reciben actualmente una pensión desde el sistema de AFPs. Sobre 90 años hay casi 16 mil.
Así, dentro de la lógica de cómo funcionan los seguros, «habrá algunos que mueran antes y por lo tanto se le va a pagar por menos años, y otros que morirán después y se les va a pagar más tiempo. De alguna manera los que viven menos compensan o subsidian a los que viven más. En el fondo, al jubilar, el pensionado le transfiere sus ahorros a la compañía a cambio de que la compañía asuma la obligación de pagarle de por vida un monto fijo reajustado en UF», detalla.
Por otro lado, existe el retiro programado, que es aquel donde los fondos se mantienen en la cuenta de la AFP y se van retirando en cuotas mensuales que la administradora va recalculando anualmente de modo que el ahorro y sus intereses duren por el resto de la vida del cotizante. A diferencia de las rentas, estos ahorros son heredables en caso de que la persona fallezca.
Las tablas de mortalidad
Según cifras de la Superintendencia de Pensiones, actualmente hay casi 3 millones de personas que reciben algún tipo de pensión: 585 mil tienen pensión básica solidaria (aporte estatal a personas que nunca cotizaron), 630 mil se pensionan con el sistema antiguo y casi 1,5 millones están jubilado bajo el sistema de AFP. De estos últimos, casi la mitad recibe rentas vitalicias y el resto retiro programado.
¿Por qué hacer la diferencia? Porque las tablas de mortalidad sólo se usan para los cálculos de las pensiones del sistema AFP. «Lo que hace una tabla de vida es preguntarse cuántas personas que tienen actualmente 65 años, en el caso de los hombres, y 60 en el de las mujeres, van a estar vivas en distintas edades», afirma Salvador Valdés, profesor de Economía de la PUC e investigador de Clapes UC.
Por ejemplo, una mujer a los 60 años puede morirse en cualquier momento hacia adelante y las tablas contemplan la probabilidad de que se muera al año siguiente, también un año después de eso y así sucesivamente hasta el extremo de la cola: los 110 años.
Cabe destacar que las tablas chilenas actuales se construyeron en 2015 con asesoría de la OCDE y la misma entidad observó: «La edad máxima de 110 años asumido por las tablas chilenas es baja en comparación con los estándares internacionales (…) 120 se está convirtiendo en el estándar». De hecho, en sus respectivos sistemas de jubilación, países como Suiza la tabla llega a los 140 años, en Japón sobrepasa los 125 y en otros como Alemania y EE.UU. toca los 120. Todo, en línea con el aumento de la expectativa de vida de las personas.
«En Chile, la probabilidad de una mujer de llegar a los 110 años es de 2 sobre 1.000, o sea 0,2% y en el de los hombres es de 0,01%. Es ínfima esa probabilidad, es mucho mayor la probabilidad de que se muera a los 61, por ejemplo. Todas las probabilidades de muerte para cada tramo de año se meten en una ‘juguera’ y finalmente se calcula la expectativa de vida de una mujer promedio a los 60 años y la de un hombre a los 65″, expone Ferreiro.
Así, en línea con lo expuesto por Valdés, «esa expectativa, de acuerdo a las tablas vigentes hoy son de 90,7 años, es decir 30,7 años más de vida. O sea, una mujer de 60 años se presume no que va a vivir hasta los 110, eso es un error garrafal, sino que una mujer hoy a los 60 años va a vivir hasta, promedio, los 90«. En el caso de los hombres, el número se ubica en los 85,6.
«En verdad el hasta donde llega la tabla es completamente secundario, porque las pensiones se calculan en base a las expectativas promedio de supervivencia y no respecto a los extremos, los que, en cualquier caso, tienen una probabilidad tan pequeña de cumplirse que al final dan lo mismo», enfatiza el economista de Clapes UC.
¿Entonces se pueden bajar las tablas para aumentar las pensiones?
Ante las explicaciones de los expertos, de que la pensión se calcula en base a la edad media de supervivencia pero que igual se consideran los 110 años siendo que son probabilidades muy bajas, Emol consultó sobre la posibilidad de recortar las tablas para poder distribuir esa parte del ahorro en los años en que hay más posibilidades de que la gente esté viva.
«Como la probabilidad de llegar a 110 años es tan, tan bajita, si nosotros acortáramos la tabla a 100 años, se produce sólo un leve aumento en la pensión», confirma el superintendente de Pensiones, Osvaldo Macías. Así, calcula que «para un hombre de 65 años la pensión mensual subiría sólo 0,16% y la de una mujer aumentaría 0,61%«.
«O sea, hay que darse cuenta que aunque le cortemos 10 años, de 110 a 100, la pensión sube muy poco porque la probabilidad de llegar a esas edades es muy baja, entonces el efecto en la pensión es insignificante, porque el sistema casi no considera que alguien pueda llegar a esa edad», recalca.
– ¿Y si se recorta aún más?
«Si yo corto las tablas a 85 años ahí la pensión se dispara. Ocurre eso porque la probabilidad de que yo llegue a los 85 no es insignificante y ahí sí que empieza a ser incidente. Si la cortamos a 85, la pensión para un hombre de 65 años aumentaría en 13,96% y para una mujer de 60 aumentaría en 17,3%«.
– Entonces ¿por qué no se recorta?
«Es verdad que son números mucho más altos, pero mucha gente se va a quedar sin pensión, porque si yo calculo que 85 es la última edad posible, significa que todo aquel que viva más allá de 85 no va a tener plata. Entonces, el tema es que los 85 es una edad que ya es probable de alcanzar, de hecho es la expectativa media de un hombre de 65 y está por debajo de la de una mujer de 60».
0,16% subiría la pensión mensual de un hombre de 65 años si es que la tabla se recortara de 110 a 100 años. Para una mujer de 60 aumentaría 0,61%.
Ante la misma pregunta, Andrés Guerra, gerente general de Previsionarte, menciona que «por supuesto existe la posibilidad de bajar la edad, el tema es quién asume el riesgo de sobre-vida. O sea, se baja la edad a 100 años o menos y se calculan todas las pensiones hasta esa edad, pero ¿qué va a pasar con el chileno que cumpla más que eso? ¿quién le paga la pensión?«.
El seguro de longevidad
«La forma de hacer un recorte responsablemente es con un seguro de longevidad«, asegura Macías. Un tema que también abordó la ministra Zaldívar en EmolTV y que aseguró que «es una de las alternativas que se está manejando» y que consiste en efectivamente disminuir los años que debe autofinanciarse el pensionado y, si vive más allá de lo establecido por la tabla, habrá un seguro que pague la diferencia.
«Por ejemplo, si la plata que junté durante mi vida me cubre hasta los 87 -que es donde corta la nueva tabla- y si sigo vivo, ya no me paga la AFP o la compañía de seguros, sino que me empieza a pagar este seguro de longevidad. En un estudio que hizo la ex superintendenta de Pensiones, Solange Berstein, se calculó que habría que poner más o menos un 1,5% del sueldo mensual de cada uno de los cotizantes, de cada afiliado de las AFP, para que se pudiera financiar a los que vivan más que la expectativa de vida de la tabla», confirma Guerra.
Macías, por su parte, explica que «un seguro de longevidad lo que me permite es ir acumulando un fondo y a las personas se les calcula una expectativa de vida menor, por ejemplo 85. Como nadie sabe quién morirá antes y quién después, si todos aportamos a un seguro, evidentemente que lo que ocurrirá es que los que vivan más que el promedio se van a beneficiar y los que vivan menos, no, pero mientras vivieron van a haber obtenido una pensión más alta. Esa sería una manera responsable de cortar las tablas«.
Fuente: Emol economía, noviembre 08 de 2019