«Estamos profundamente estancados», subrayó el profesor de la Universidad de Maryland e investigador de Clapes UC. Y, pese a ello, agregó, «apostamos por trabajar menos».
Un duro análisis de la economía chilena en la última década fue el que presentó esta mañana el profesor de la Universidad de Maryland e investigador asociado de Clapes UC, Sergio Urzúa. El académico, en un foro de Asimet, apuntó al «estancamiento» que el país vive desde 2014, las consecuencias para la generación actual y aquellos aspectos que hoy afectan el despegue. En medio de eso, insinuó que la clase política no se ha dado cuenta de lo que ocurre.
Estancamiento: un fenómeno local
«Llevamos una década estancados», aseveró Urzúa. Su tesis coincide con la de otros especialistas, que indican que el freno de la economía chilena comenzó alrededor de 2014. El académico intentó graficar lo que tenía en mente y para ello ofreció algunas cifras: entre 2004 y 2013 el crecimiento del PIB fue, en total, de 37%, mientras que entre 2014 y la actualidad de 8,9%.
«Chile crecía entre 2003 y 2005 un 10,6%. Por lo tanto, en más de una década Chile va a haber crecido en términos per cápita menos de lo que nosotros crecíamos en dos años. Ese es el tamaño del estancamiento», detalló el economista.
Destacó, además, que esto es un fenómeno local. Para explicarlo, recordó que Chile en 2013 ingresó al listado de países de ingresos altos, de acuerdo al Banco Mundial. Desde entonces, indicó, solo ha habido caídas: 8 de 10 países que eran más pobres ya nos superaron y en el ranking Chile está antepenúltimo.
«Podría incluso perder la calidad de país de ingreso alto, esa es la realidad que estamos enfrentando», precisó. Urzúa señaló además que el estancamiento comenzó a notarse, y se tradujo en deterioro institucional y pérdida de la calidad de la deuda soberana.
El crimen como un impuesto
A lo anterior, según Urzúa, se suman dos nuevos «impuestos», que tienen un impacto sobre la población. El primero es el crimen. «La violencia es un impuesto. El crimen organizado hoy día en Chile es una exitosa industria. El tamaño se estima en varios puntos del PIB. La violencia y la delincuencia deben ser considerados un impuesto. Y esto afecta el desarrollo de la actividad privada, sin ninguna duda», explicó.
Asimismo, apuntó a «un segundo impuesto, que es sobre el capital humano». «Llevamos una década con paros, tomas, indisciplina, violencia y delincuencia dentro de los colegios. Cierre de colegios injustificados. Y luego, malas reformas, improvisación y una mala gestión», detalló.
Esto -añadió- «es un golpe al crecimiento económico, a través del capital humano y es lamentablemente una fuente adicional de desigualdad».
Como consecuencia de este «impuesto», Urzúa destacó que el salario real del grupo con educación superior que tiene entre 25 y 35 años cayó respecto del 2006 un 6,3%.
«Gobiernos no se dan por enterados»
Urzúa criticó que, pese al evidente estancamiento, «apostamos por trabajar menos. Hay feriados la ley de 40 horas, las licencias, las improvisaciones, la ingenuidad, la rígida legislación que tenemos».
Aseveró, así, que «esto es un campo fértil para sustituir humanos por máquinas. La revolución tecnológica va a realmente afectar al mercado del sistema laboral».
Por último, criticó que «estamos profundamente estancados, pero los gobiernos no se han dado por enterados.El gasto sigue creciendo, el déficit sigue aumentad. Tenemos una mayor deuda, menos activos del Estado y más».
Durante su presentación, por último, Urzúa aseveró que se acaba el tiempo para terminar con el estancamiento. Para salir, señaló, «Chile no puede seguir gastando, no puede estar creyendo que es un país que está ad portas del desarrollo». Así, indicó que «aceptar que tenemos un problema es esencial para llevar a cabo un cambio».
Fuente: Emol economía, agosto 29 de 2024