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El país ya recibió un efecto del conflicto pasado entre Estados Unidos y China, que afectó su crecimiento en 2019.
La guerra comercial entre EE.UU y China ya se perfila con cierta nitidez. Es que la nación asiática respondió a los aranceles de 10% adicional que anunció el presidente norteamericano a más de US$400 mil millones en bienes provenientes de ese país.
En específico, el Gobierno de Xi Jinping comunicó que impondrá gravámenes de entre el 10% y 15% para ciertos productos estadounidenses, tales como el carbón, el gas natural licuado, el petróleo crudo, equipos agrícolas y algunos automóviles.
Asimismo, China informó que restringió la exportación de ciertos minerales que se utilizan en la producción tecnológica e inició una investigación antimonopolio contra el gigante Google.
Las medidas cruzadas, junto a las presiones arancelarias de Trump hacia otros países -como México y Canadá- tienen desconcertado al escenario económico mundial. En empresas de distintas partes del mundo ya sacan cálculos para adaptarse. Y algunos analistas hablan de una incertidumbre importante.
Para los países que aparentemente -o por ahora- no están en el radar arancelario de Trump también existen incertezas. Es el caso de Chile, donde muchos se preguntan sobre el efecto que la guerra comercial podría traer. Y si podría impactar nuestro crecimiento, especialmente en un año sensible para el Gobierno de Gabriel Boric en el que se jugará no ser el de peor desempeño económico desde el retorno a la democracia en 1990.
El posible impacto sobre Chile
En 2019, con el conflicto entre EE.UU y China en su apogeo, el Banco Central (BC) de Chile advirtió en su Informe de Política Monetaria (IPoM) los efectos que podría tener en la economía local el conflicto. «Si bien Chile no se encuentra directamente involucrado en la guerra comercial, la economía local podría verse afectada en la medida que participe en las CVG (Cadenas Globales de Valor) de los países afectados», señalaba el instituto emisor en septiembre de ese año.
Esto, según un informe de la Cepal, terminó afectando. «En 2019 la tasa de crecimiento de la economía de Chile experimentó una caída y pasó del 4% en 2018 al 0,8%, debido al menor dinamismo de la demanda interna y externa. Si bien se esperaba un repunte en la actividad a partir del segundo semestre del año, el estallido social iniciado en octubre profundizó la desaceleración del consumo y de la inversión», indica en ese entonces el documento sobre las economías de América Latina y el Caribe.
«La disminución del volumen de comercio internacional, junto con un menor precio del cobre a causa de las tensiones comerciales entre China y los Estados Unidos -añadió-, han repercutido en la caída de las exportaciones en comparación con 2018″.
Entre los economistas que analizan lo que podría ocurrir con Chile en el contexto del conflicto arancelario hay quienes están más optimistas. O son más escépticos sobre el efecto que podría salpicar. Uno de ellos es Tomás Flores, economista de LyD y exsubsecretario de Economía.
El especialista destaca que esta guerra comercial es diferente a la primera y que China llevaba años preparándose, lo que puede contener efectos muy profundos. «Ellos tienen todo un plan. No van a improvisar. Y ellos efectivamente ya definieron ciertos artículos a los cuales colocarles arancel, bien específicos, como es productos energéticos, autos, maquinaria, hecho en los Estados Unidos».
«No es a todo producto norteamericano -recalca-. Diría que el daño hasta el momento es mucho más bajo que en la primera guerra comercial». Sobre Chile, en tanto, dice que por el momento no habría un daño económico significativo. «No corregiría la proyección de crecimiento para Chile para 2025, todavía, para esta guerra comercial», destaca.
Rodrigo Yáñez, exsubsecretario de Relaciones Económicas Internacionales, tiene otra mirada. «La aplicación de barreras comerciales tiene efectos en una disminución del comercio global, con impactos directos en los niveles de actividad. En el corto plazo esto puede tener efectos directos en el nivel de crecimiento de la economía en 2025 al contar con una menor demanda externa por los productos exportados», dice.
«En el largo plazo -añade el también secretario general de la Sofofa- de profundizarse las medidas restrictivas de comercio, pueden verse impactados los precios de los commodities, como el cobre, con impactos en la inversión, en el ingreso de las familias, los ingresos fiscales, entre otros efectos».
«En 2019, la guerra comercial entre EE.UU. y China influyó en el bajo crecimiento de Chile, ya que la incertidumbre afectó las perspectivas económicas globales y la demanda de productos chilenos, especialmente cobre. Aunque el estallido social contribuyó a la inestabilidad, la guerra comercial añadió presión al crecimiento económico», explica también.
Por su parte, Juan Ortiz, académico de la UDP e investigador senior del OCEC de esa casa de estudios, dice que el inicio de una nueva guerra comercial «tiene efectos a través de diversos canales. La incertidumbre económica política ha aumentado en forma significativa a fines de 2024, minando la confianza de las empresas. Lo cual tiene efectos en la toma de decisiones a través del Canal de inversión, que impacta indirectamente en la expansión productiva del sector exportador».
Además, dice, de verse afectado el crecimiento económico de China, esto a su vez golpearía a Chile, a través de la demanda de bienes importados.
Fuente: Emol economía, febrero 05 de 2025