Señor Director:
La economía del siglo XXI en Chile no debería moverse solo por los sectores de servicios y comercio ( e-commerce), como lo señaló en «El Mercurio» el ministro de Economía, sino también por la capacidad que tengamos de subirnos al carro de la reindustrialización con la Cuarta Revolución Industrial.
En la reciente Cumbre de Davos, Colombia se transformó en uno de los países protagonistas del foro cuando anunció que acogerá el primer Centro para la Cuarta Revolución Industrial (C4IR) que tendrá América Latina, y que estará afiliada a la red de centros del FEM (Foro Económico Mundial).
El C4IR en Medellín servirá como un espacio de intercambio de conocimiento para Latinoamérica, formulación de políticas nacionales y extranjeras para ejecutivos empresariales y expertos en tecnología, sobre las últimas tendencias y aplicaciones tecnológicas, con miras a configurar el futuro de la Revolución Industrial 4.0 en el continente.
Este logro fue posible gracias a los esfuerzos de su gobierno, y le permitirá al país y a la región ser aún más atractivos para la inversión extranjera, al promover proyectos conjuntos para que las empresas, emprendedores e investigadores de la región usen tecnologías con miras a incrementar su valor agregado y puedan acceder a los mercados globales.
Colombia se pondrá a la vanguardia mundial para definir la puesta en marcha de nuevas políticas alrededor de la Cuarta Revolución Industrial vinculada a los emprendedores globales, a los centros de investigación de carácter mundial, y organizaciones globales de alto contenido tecnológico.
No cabe duda que en Colombia existe consenso en que la guerra comercial que vivimos es un tema industrial, que los países desarrollados están luchando por la supremacía del comercio de bienes, sus tecnologías y ecosistema 4.0, que la mejor forma de procurar el bienestar de las personas es a través de un fuerte desarrollo industrial, y que la Industria 4.0 es la oportunidad para recuperar el terreno cedido a los países de bajo costo y el mejor camino para el desarrollo.
Debemos recuperar nuestra competitividad industrial y como Asimet nos ponemos a disposición para apoyar la implementación de este tipo de políticas públicas.
Dante Arrigoni, Presidente Asimet.
El dirigente gremial señaló que para que el país vuelva a crecer con fuerza necesita un proyecto país de largo plazo, que “encante a los chilenos y donde no existan perdedores, y en esta tarea el Gobierno debe llevar el liderazgo”, aseguró.
El presidente de ASIMET, Dante Arrigoni, señaló que el mayor problema que tiene Chile hoy para aumentar el crecimiento es interno, y que las razones tienen que ver con una falta de relato para unir voluntades en torno a un proyecto país.
“Es discutible que el Presidente señale responsables por los problemas internos de Chile, lo primero que necesitamos es crear un liderazgo que nos haga compartir un sueño de proyecto país con políticas públicas de Estado donde todos los chilenos se sientan ganadores”, sostuvo.
Al comentar la Cuenta Pública del Presidente Sebastián Piñera, el dirigente gremial manifestó su preocupación porque “pese a los avances, nos estamos alejando de lograr la meta de crecimiento que se propuso el Gobierno, y esto ocurre porque la autoridad no ha logrado aunar voluntades detrás de un relato de proyecto país, con políticas de Estado de largo plazo que encanten a la mayoría de los chilenos”.
Al respecto, Dante Arrigoni sostuvo que “no basta sólo el voluntarismo de tramitar proyectos o reformas de leyes, primero necesitamos compartir un proyecto que nos una, en donde no existan perdedores, esta es la primera tarea y el Gobierno debe llevar el liderazgo”.
Finalmente, el presidente de ASIMET señaló que “Chile tiene la oportunidad de tomar un camino de unidad, con un proyecto de Estado donde ganen todos los chilenos, a través de la Reindustrialización 4.0 a la que están apostando todos los países desarrollados. Para ASIMET, el mejor camino para que ganen todos los chilenos, y no existan perdedores, es reindustrializar Chile, desde la minería, pasando por la manufactura y hasta la agricultura, con políticas públicas audaces y compartidas, en esto necesitamos que el Gobierno nos apoye y se sume a esta iniciativa”, concluyó.
El Gobierno -a través del Ministerio del Trabajo- destacó que se han creado 194.217 empleos de calidad en los últimos 12 meses y que el empleo asalariado es el que más sigue creciendo en el país, según datos informados por la Superintendencia de Pensiones (SP) sobre la base del Seguro de Cesantía.
En tanto, las Pymes aumentaron la creación de empleo en 96.825, es decir, 37.585 puestos de trabajo más que en 2018, en su mayoría con contratos indefinidos (82.081), de acuerdo al Seguro de Cesantía.
Así lo resaltó mediante un comunicado el ministro del Trabajo y Previsión Social, Nicolás Monckeberg, quien dijo que “los nuevos cotizantes, con nuevos contratos del seguro de cesantía, llegaron a más de 194 mil, lo cual es una cifra muy importante y muy buena. Al mismo tiempo, los nuevos empleos que cotizan en el sistema previsional de pensiones llegan a 157 mil“.
“Sabemos que la economía en el mundo está pasando momentos difíciles, por la guerra comercial, pero en Chile tenemos que seguir empujando la creación de empleo, porque eso es lo que va a mantener el dinamismo de nuestra economía”, añadió el secretario de Estado.
Monckeberg indicó que “una constante en los últimos tres reportes de empleos formales, es que son las pequeñas y medianas empresas las que están empujando el empleo. Casi dos tercios de los nuevos empleos vienen de Pymes (…)”.
Brecha de género y sueldos
El titular del Trabajo también destacó la histórica baja de la brecha de género, que llegó a un 16,4%, mientras que en el mismo período de marzo de 2018 llegaba a 17,3% y en la última medición alcanzó un 16,9%. También valoró que la distancia de sueldos es menor en los grupos más jóvenes (segmento de 25 a 29 años es de un 7,2%), aunque crece a medida que aumenta la edad.
La mitad de los trabajadores en Chile gana menos de $450 mil mensuales
Otro dato relevante es que el crecimiento de los trabajadores en el Seguro de Cesantía pertenecientes a los servicios de ingeniería informática, los que subieron 9,1% a un ritmo superior al crecimiento de 4,2% anual para el total de los cotizantes.
También hubo un alza en el número de empresas que están adscritas al Seguro de Cesantía: ahora hay 13.028 compañías que están cubiertas por el beneficio.
En lo que respecta a salarios, éste va creciendo junto con la edad del trabajador hasta los 39 años ($670.550), punto en donde comienza a disminuir.
Cabe destacar que en los servicios de ingeniería informática hubo crecimiento de un 9,1% anual, superior al 4,2% del total de cotizantes.
Fuente: biobiochile.cl, mayo 27 de 2019
Frente a la decisión de la Comisión Antidistorsiones de Precios, que resolvió poner término a la tasa provisional del derecho antidumping a las importaciones de acero mexicano, rechazando la denuncia presentada por las industrias nacionales CAP y AZA, el gremio que reúne a los industriales metalúrgicos metalmecánicos recalcó que la libre competencia debe desarrollarse sobre la base de reglas comerciales parejas para todos.
En una declaración pública, ASIMET enfatizó que la aplicación de medidas antidumping es un mecanismo internacional, sugerido por la OMC, que permite a las industrias locales poder corregir distorsiones que atentan contra la libre competencia.
“Chile tiene una de las fronteras más abiertas del mundo, y como ASIMET apoyamos la libre competencia que debe desarrollarse sobre la base de reglas comerciales parejas para todos. En ese sentido, recalcamos que continuaremos apoyando todas aquellas medidas destinadas a evitar las prácticas de competencia desleal que, entre otras graves consecuencias, han contribuido a la desindustrialización del país, con las serios efectos negativos que ello trae aparejado, como las pérdidas de trabajo calificado en Chile”, señala la declaración.
Más adelante, el gremio recalca que “adherimos al desarrollo de un comercio libre y respetuoso de las leyes locales e internacionales, y es la Organización Mundial del Comercio (OMC), la que establece procedimientos para que las empresas puedan demandar acciones para corregir las distorsiones que se presentan en los mercados. En Chile es un organismo técnico, la Comisión Antidistorsiones de Precios (CNDP), quien investiga en forma autónoma dichas demandas”.
Finalmente, el texto enfatiza la necesidad de que Chile avance en la reindustrialización 4.0, “aprovechando la economía de libre mercado y sin proteccionismo, con un sistema antidistorsiones que funcione en plazos reducidos y a costos accesibles a la mayoría de la industria, para que las reglas de la competencia leal efectivamente se cumplan”.
Dante Arrigoni Cammas
Presidente de Asimet
Mayo 03 de 2019
Resulta complejo hablar de una reducción de la jornada laboral en Chile cuando la actividad económica está débil, en vías de recuperación de las nefastas reformas del segundo gobierno de Michelle Bachelet y las malas proyecciones por el incierto panorama internacional.
Pero es un tema que debemos hacernos cargo, y no se trata de demonizar al dueño de Alibaba Sr. Jack Ma por proponer una jornada 9-9-6, lo que sería muy fácil, sino examinar científicamente si es dañina para los trabajadores nuestra actual jornada laboral y por ende, si se requiere con urgencia una reducción como la que propone la diputada del Partido Comunista Srta. Camila Vallejo.
Efectivamente para ver la conveniencia de reducir la jornada, debemos primero determinar si las 45 horas semanales actuales son excesivas o se enmarcan dentro de márgenes racionales, que permiten armonizar la vida privada y familiar de los trabajadores con la productividad de la empresa.
A priori parece una exageración los postulados que promueven una jornada laboral de 9-9-6 como los empresarios chinos Sres. Jack Ma y Richard Liu, que se entiende estan influenciados por el decrecimiento de la economía china, la guerra comercial con E.E.U.U. y el temor de ver reducidas sus fortunas por no ser capaces de volver a crecer en torno al 10 por ciento anual.
Pero qué impacto tendría en la economía chilena reducir la jornada, por de pronto, se afectaría la producción al disminuir un factor productivo y aumentaría el desempleo al ser más caro la hora de trabajo, afectando el crecimiento económico. Aunque algunos podrían sostener que al laborar menos un trabajador lo haría más feliz y mejor, lo que aumentaría la productividad y mejoraría las remuneraciones por el efecto de los “salarios de eficiencia”, siendo saludable acercarse a países con menos horas trabajadas como Alemania, Suecia y Holanda.
La jornada de 45 horas semanales que rige en Chile y China, parece razonable si consideramos que 9 horas al día es una carga de trabajo adecuada con un descanso de por medio, no solo de “colación” sino de esparcimiento de los trabajadores, que se estima no puede ser inferior a una hora. Este aspecto debería modificarse en la actual legislación que solo contempla media hora de descanso obligatorio dentro de la jornada.
Pero por otro lado están quienes pregonan que 45 horas semanales es excesivo y deberíamos avanzar hacia una jornada laboral ordinaria de 40 horas, tal como se plasma en el proyecto de ley promovido por la diputada Srta. Vallejo, que busca disminuir la jornada en pro de aumentar las horas que los trabajadores destinamos a nuestra vida privada y familiar, mejorar la calidad de vida y desarrollo espiritual, pero que hace caso omiso a la situación económica mundial y en específico, al deterioro de los índices económicos chilenos.
Quizá un llamado a la mesura en tiempos convulsionados y con negativas proyecciones, sea el mejor consejo para quienes ven solo un lado de la moneda, olvidando que para hablar de bienestar de los trabajadores debemos entender que primero se requiere un sostenido crecimiento económico, que permita que una jornada productiva razonable, como la actualmente prevista en el Código del Trabajo, multiplique los beneficios a todos los trabajadores chilenos.
Miguel Brunaud Ramos
Abogado
Fuente: Diario Estrategia, abril 25 de 2019
El mundo de hoy requiere flexibilidad y abrirnos a la posibilidad de pensar y hacer las cosas de manera diferente, tanto desde el sector público, como el privado.
Hace poco el presidente de Asimet, Dante Arrigoni, se mostró crítico con el Gobierno por la falta de políticas públicas para la reconversión de la industria manufacturera, afirmando que las empresas chilenas requieren un apoyo para competir con los países desarrollados. Las palabras de Arrigoni tienen un contexto: El cierre de varias firmas que no pudieron resistir en el escenario cambiante y difícil de hoy. En las últimas semanas conocimos del fin, o de una profunda transformación de Calzados Guante, la empresa Beba, la planta de Iansa en Linares y de otra de contenedores en San Antonio.
En todos los casos, las razones se explican fundamentalmente por la competencia mundial. Hoy, buena parte de las compañías, en retail, minería, energía, servicios y cualquier producto, tienen al frente a otros productores como los norteamericanos, japoneses y europeos, pero ahora también a coreanos, chinos, vietnamitas y cualquier otro, que esté en condiciones, de generar un bien de valor a bajo precio.
A más de alguien le parecerá curiosa la propuesta de Arrigoni, porque a Chile le ha ido muy bien con el libre comercio. Es esta apertura al mundo la que posibilitó abrir las fronteras, buscar eficiencias, generar Industrias competitivas y beneficiar a los consumidores locales.
Sin embargo, la interrogante planteada por el dirigente gremial tiene asidero. El país tampoco puede ser ingenuo en desconocer que en prácticamente todo el mundo los estados cumplen un rol muy destacado en el apoyo y transformaciones de la empresa privada. Nada es inmóvil ni permanente.
El mundo se ha convertido en lo que es por acción preponderante de lo público. El Sillicon Valley es un ejemplo, pero también China, o buena parte de los productores agrícolas que reciben enormes subsidios para mantener su producción y ser competitivos en los mercados mundiales.
En tal perspectiva, hay que tener muy presente que hoy nos jugamos el futuro, en tal sentido, no se puede ser ortodoxo, hay que abrir la discusión y mirar el futuro desde distintos ángulos con flexibilidad.
Tenemos pocas actividades que están en las «grandes ligas” del mundo. La minería, lo forestal, la salmonicultura, la fruta y el negocio vitivinícola, todos fuertemente basados en los recursos naturales.
Fuente: El Mercurio de Antofagasta, abril 24 de 2019