Discurso Foro Anual de la Industria 2019
Dante Arrigoni C.
Presidente de ASIMET
¿Se imaginan ustedes qué habría pasado si Chile hubiera decidido no conectarse a Internet?
- Hoy esa opción nos parece impensable.
- De la misma forma, al término de este Foro, queremos que todos se vayan con el convencimiento que Chile debe insertarse decididamente en la Cuarta Revolución Industrial, y que no hacerlo sería igual de impensable.
Los países Desarrollados han comprendido la urgencia de la Industria 4.0.
- Con políticas de Estado, sus Gobiernos han adoptado un rol activo para apoyar a su Industria en la incorporación de las nuevas tecnologías.
- Han elaborado estrategias, con una interacción colaborativa entre el sector público y el sector privado.
- Algo similar debemos hacer en Chile, incorporando además al sector académico, a los trabajadores y a toda la sociedad civil.
En este Foro presentaremos el trabajo: ESTRATEGIA INDUSTRIA 4.0 – DISEÑANDO EL CHILE FUTURO.
- ASIMET y el Consejo Minero, decidimos colaborar con una propuesta para que Chile pueda tener una estrategia de crecimiento a largo plazo, vinculada a la Cuarta Revolución Industrial.
- Los destacados economistas Manuel Marfán y Patricio Meller, nos proponen una Hoja de Ruta para transitar en forma sistémica y colaborativa hacia la economía del futuro.
- Este es el único camino que nos puede llevar a ser un país desarrollado.
Cada día se hace mas evidente que Chile necesita modernizar su modelo económico de crecimiento.
- Por más de tres décadas, tuvimos una estrategia muy exitosa, pero en los últimos años ha quedado demostrado que hoy ella no es suficiente para llegar al desarrollo.
- No podemos seguir haciendo “más de lo mismo”, corremos el riesgo de caer en la trampa del “ingreso medio”.
- Esta encrucijada es un fenómeno común en la historia de muchas economías, pero sólo las que mutaron su estrategia de crecimiento dieron el salto al desarrollo.
En enero de 2018, la OCDE publicó un artículo sobre transformación productiva en Chile.
- Les llamó la atención que en nuestro país las políticas públicas no tuvieran planes estratégicos de largo plazo.
- Incluso hicieron un llamado a un “pacto renovado entre el Gobierno, las empresas, la academia y la sociedad”.
- Esto que es habitual en las economías desarrolladas, no se hace en Chile, por el contrario, en el último tiempo no hemos sido capaces de aunar voluntades detrás de un proyecto común.
La falta de un plan estratégico compartido y de largo plazo, se manifiesta en el tipo de discusión de la contingencia.
- No tenemos un proyecto común para el Chile Futuro, que alinee voluntades y nos permita discutir los urgentes cambios estructurales con altura de miras.
- Un buen ejemplo es el proyecto de reducción de la jornada laboral.
- Si queremos un Chile mejor para todos, este proyecto debería apuntar a la Industria 4.0, a la productividad y competitividad chilena.
- No está en duda el legítimo anhelo de mejorar la calidad de vida de los trabajadores, pero, si queremos vivir como los países desarrollados, primero tenemos que serlo.
- Se ha informado que la disminución a 41 horas va a aumentar la productividad de los trabajadores en un 17,8% en 8 años. Si nos queremos comparar con la OCDE en la jornada laboral versus productividad, para que realmente podamos competir, deberíamos aumentar la productividad en un 97%.
- No se discute cuál era la jornada laboral de los países desarrollados cuando tenían nuestra productividad e ingreso per cápita, lo que nos lleva a la década de los 70. Menos aún que la reducción de las últimas 4 horas laborales les tomó 44 años.
- Chile se merece un relato y planificación de largo plazo, que nos permita avanzar adecuadamente y con velocidad al mundo del futuro.
¿Entonces qué proponemos para Chile?
- Promover un nuevo enfoque, basado en el convencimiento que el sector público y privado deben actuar conjuntamente para generar una nueva economía.
- “Reindustrializar” Chile aplicando las oportunidades de la Industria 4.0.
- Crear una amplia y diversa base industrial de exportaciones con valor agregado.
- Invertir como país para una capacitación acorde a este desafío, los trabajadores tienen el derecho de ser reconvertidos en la nueva Industria.
- Formar un Estado estratégico, que participe activamente donde pueda generar una diferencia.
- Dar las condiciones y herramientas para que las empresas puedan invertir y avanzar en los procesos de transformación. En este punto tengo que darles una muy buena noticia, hoy ponemos a disposición de la Industria el Índice de Evaluación Digital ASIMET (IEDA).
En los países Desarrollados existe consenso respecto de la necesidad de tener un sector Industrial significativo y competitivo a nivel mundial.
- Es un hecho que los productos constituyen el 70% de las exportaciones mundiales.
- Y que el 77% de la I&D es aplicada, y que está orientada a agregar valor a los productos.
- Tanto es así, que la “guerra comercial” que vivimos, es en el fondo una guerra Industrial.
El argumento “Industria versus Servicios” plantea una falsa dicotomía.
- La mayor parte de las actividades del sector de Servicios están asociadas al uso de productos industriales.
- Debemos tener presente que en los países desarrollados, 1 puesto de trabajo Industria 4.0, genera entre 2 y 3 puestos de trabajo en el sector de Servicios.
La Industria 4.0 es la oportunidad que tiene Chile para dar el salto definitivo al Desarrollo.
- Pero este salto no es espontáneo.
- Se necesita un Proyecto País compartido, que aúne esfuerzos y vele por el bienestar de todos los chilenos.
- Se requiere de un Estado presente y activo en el proceso, que ejerza el liderazgo para conducir al país hacia un futuro mejor.
- Se necesitan Políticas Públicas audaces que faciliten y motiven la transformación industrial.
Necesitamos desarrollar un modelo de trabajo sistémico y sustentable, que se adapte a la Cuarta Revolución Industrial.
- El Gobierno, las empresas, los trabajadores, y toda la sociedad tienen que colaborar en forma unida con una visión de largo plazo.
- Se deben dar las condiciones para que todas las empresas puedan tomar el desafío de la transformación 4.0.
- Se requiere una estrategia educacional digital que proporcione las calificaciones técnicas adecuadas.
- El Estado debe liderar un trabajo conjunto para lograr la correcta capacitación y reconvención de los trabajadores.
Veamos algunas Políticas Públicas de países desarrollados para la Industria 4.0:
- Depreciación acelerada para la inversión en tecnologías, equipos y maquinarias vinculadas a la Industria 4.0. Con tasas de depreciación acelerada mayores al 100%.
- Subsidio a la tasa de interés de los créditos para la compra de la Tecnología 4.0.
- Crédito tributario del 50% para la Investigación y Desarrollo, destinado a generar innovaciones en los productos y procesos.
- Reducción del impuesto corporativo para el ingreso generado por las patentes. Esta reducción puede ser mayor al 50%, existiendo casos con impuesto cero.
- Subsidio tributario del 40% para la capacitación 4.0 de todos los trabajadores, aplicado a su costo total.
- Fondo de Garantía Estatal para las Pymes, hasta un 80% del monto del crédito.
- Legislación Laboral flexible adecuada al trabajo del futuro.
Chile necesita un mercado competitivo y que permita el desarrollo de nuestra Industria en igualdad de condiciones con los países con los que tenemos tratados de libre comercio.
- Debemos actualizar y completar la normativa vigente, con todas sus implicancias en los reglamentos y legalidad chilena.
- Necesitamos que las superintendencias y órganos oficiales fiscalicen el cumplimiento de las Normas en la fabricación, importación, comercialización, y empleo de los productos y materiales.
- Debemos verificar la acreditación e idoneidad de los laboratorios metrológicos y entes certificadores.
- Todos estos aspectos son fundamentales para tener una economía sana, logros básicos en los países desarrollados y que en Chile no logran los estándares internacionales.
Necesitamos crear una Hoja de Ruta Industria 4.0 que cumpla diversos roles:
- Permitir y posibilitar la interacción fluida entre los sectores público y privado.
- Reunir a los sectores público y privado, sociedad civil, trabajadores y sector académico, para que debatan y determinen conjuntamente los desafíos y oportunidades, forjando relaciones colaborativas basadas en el diálogo y el entendimiento.
- Generar un Plan Estratégico Industria 4.0.
- Proponer y fomentar Políticas Públicas que permitan la Reindustrialización de Chile.
- Detectar los problemas y oportunidades en la incorporación de la Tecnología 4.0
- Desempeñar una labor de liderazgo para promover la Innovación e inducir un avance cooperativo en actividades de I&D. (DESPEDIDA)Queremos entregar al Gobierno este estudio que hemos elaborado con el apoyo del Consejo Minero, reafirmando el compromiso de los empresarios a colaborar y ser un aporte en la discusión de este tema tan relevante para el futuro del país, con el interés de hacer de Chile una nación más justa, más solidaria, más sustentable y con igualdad de oportunidades para todos.

Entrega del estudio a la autoridad de Gobierno, Señor Ministro Don Juan Andrés Fontaine
Muchas gracias
Agosto 21 de 2019
Tanto el ingreso promedio y mediano registraron alzas respecto de 2017, según el último estudio. Ñuble fue la región con los menores salarios.
La Encuesta Suplementaria de Ingresos (ESI) 2018, que el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) difundió hoy, reveló que el año pasado el ingreso laboral promedio de la población ocupada en el país fue de $573.964 neto mensual, frente a los $554.493 de 2017.
Mientras que el ingreso mediano –el que recibe un individuo representativo de la mitad de la población– llegó a $400.000 al mes ($379.673 en 2017). Es decir, el 50% de los trabajadores del país percibió ingresos menores o iguales a ese último monto.
La medición fue aplicada en el trimestre octubre-diciembre de 2018 con el objetivo de caracterizar los ingresos laborales de las personas ocupadas, así como los ingresos de otras fuentes de los hogares, a nivel nacional y regional.
En efecto, durante 2018 los ingresos medio y mediano de los hombres se ubicaron en $652.397 y $411.100, respectivamente, mientras que en las mujeres, éstos alcanzaron los $474.911 y $343.234, respectivamente. Lo anterior implicó brechas de -27,2% en el ingreso medio (2,1 puntos porcentuales menor a 2017) y de -16,5% en el ingreso mediano (4,0 pp. menor a 2017), ambos en desmedro de las mujeres. De todas maneras, estas brechas son las menores desde el año 2010 (-32,8% en el ingreso medio y -23,9% en el ingreso mediano).
Al analizar cómo se distribuyen los ocupados que ganan una cantidad igual o menor al ingreso mediano ($400.000), el 50,2% corresponde a mujeres, mientras que el 43,5%, a trabajadores informales
De acuerdo al INE, considerando grupos de edad, la encuesta dejó ver que el 11,5% son jóvenes entre 15 y 24 años y el 30,9% son adultos entre 55 y más años, lo que es 3,6 pp. y 3,2 pp. mayor a la proporción observada para el total de ocupados, respectivamente.
La mayor parte de la población ocupada (17,4%) percibió ingresos entre $300.000 y $400.000. Le siguieron quienes obtuvieron ingresos en el tramo de $200.000 a $300.000 (15,0% de los ocupados) y de $400.000 a $500.000 (12,8% de los ocupados).
Por categoría ocupacional, los empleadores fueron quienes recibieron los ingresos medio mensuales más altos ($1.260.180), seguido por asalariados públicos ($824.883), asalariados privados ($586.791), trabajadores por cuenta propia ($328.781) y personal de servicio doméstico ($246.995).
En relación a las regiones, la población ocupada de Magallanes fue la que consignó los ingresos medio y mediano más altos ($844.511 y $501.805, respectivamente). Por el contrario, Ñuble fue la región con menores ingresos medio y mediano ($414.209 y $300.000, respectivamente).
A mayor estudio y calificación, mayor ingreso
Según la ESI, en 2018 «se mantuvo la relación positiva y creciente entre el ingreso y el nivel educacional que mostraron las mediciones de años anteriores». Los mayores ingresos mensuales medio y mediano los obtuvieron quienes tienen postgrado ($1.783.373 y $1.500.000, respectivamente), mientras que los menores ingresos fueron recibidos por las personas con nivel educacional primario ($287.585 y $270.974, respectivamente).
Los ocupados con nivel educacional secundario representan un 43,8% del total de ocupados y perciben, en promedio, 0,4 veces los ingresos alcanzados por aquellos que poseen nivel educacional universitario.
A su vez, los grupos ocupacionales de mayor calificación percibieron los ingresos más altos. Así es como la categoría «directores, gerentes y administradores» registró los mayores ingresos medio y mediano ($1.706.233 y $1.200.000, respectivamente), en contraste con los ocupados en la categoría «ocupaciones elementales«, que recibieron los menores ingresos medio y mediano ($276.226 y $280.000, respectivamente).
Fuente: Emol economía, agosto 13 de 2019
El gremio de los industriales metalúrgicos metalmecánicos acusó que rebajar la jornada de 45 a 41 horas semanales aumentará el costo de las empresas, por lo que enviar la iniciativa sin una medida que compense el impacto negativo en productividad es “sorprendente”.
Decepcionado y sorprendido se mostró el presidente de ASIMET, Dante Arrigoni frente al envío que el Gobierno hará del proyecto de ley que baja la jornada laboral de 45 a 41 horas semanales, “sin que, al mismo tiempo, piense en la Industria y el crecimiento de Chile, con medidas que compensen la pérdida de productividad y el mayor costo que ello significará para las empresas”.
El dirigente gremial enfatizó que en enero de 2018 la OCDE publicó un “peer review” sobre transformación productiva en Chile llamando la atención que las políticas públicas no tengan planes estratégicos, e hicieron un llamado a un “pacto renovado entre el Gobierno, las empresas, la academia y la sociedad. Esto, que es habitual en las economías desarrolladas, no se hace en Chile, por el contrario, hoy en Chile se improvisa, y este proyecto es un claro ejemplo de ello”.
No generará un mayor empleo productivo
En relación a los anuncios de la autoridad del Trabajo que esta iniciativa creará 350 mil nuevos empleos, Arrigoni dijo que no resulta convincente pues “el proyecto no aclara que será un costo adicional para las empresas, que bajará la productividad por trabajador y en consecuencia perjudicará el crecimiento”.
El dirigente empresarial reiteró la necesidad de que el país conjuntamente con el sector público y privado impulse la modernización del modelo económico, que debería significar la reindustrialización del país. “Chile vivió por 35 años un ciclo virtuoso de crecimiento que está llegando a su fin desde hace algunos años; se trata de un fenómeno común en la historia de muchas economías, pero sólo las que mutaron su estrategia de crecimiento dieron el salto al desarrollo, las que no lo hicieron cayeron en la “trampa del ingreso medio”, afirmó.
Acto seguido precisó que “si queremos estar a la misma altura de los países desarrollados, con jornadas laborales reducidas, tenemos que ser capaces de igualarnos en los índices de productividad que exhiben esas naciones, con medidas que generen un aumento de la competitividad, con estrategias que apunten a poner en marcha el tránsito de nuestra economía hacia un modelo de desarrollo basado en la reindustrialización 4.0, con políticas públicas que apoyen a nuestras empresas para su necesaria y urgente reconversión”.
Concluyó señalando que la experiencia internacional indica que “el desarrollo se alcanza aumentando la competitividad internacional, que tiene como insumo principal incrementar la productividad, y esta iniciativa aislada del Gobierno va en el sentido contrario”.
La Asociación de Industrias Metalúrgicas y Metalmecánicas (Asimet) se refirió al Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) de junio, que evidenció que la economía creció sólo 1,3% en ese mes, de los más bajos de los últimos dos años.
El presidente de la Asociación, Dante Arrigoni, planteó la necesidad de reindustrializar el país como único camino para estar acorde a los tiempos actuales, sin depender exclusivamente de la exportación de materias primas.
En esa línea, llamó a las autoridades a hacer un “cambio fuerte de timón” y a modernizar el actual modelo económico -“no acorde con los tiempos modernos”- para llegar a ser así un país desarrollado.
“El Imacec no es una cifra que nos llene de optimismo, crecer 1,3% en junio y llegar a 1,7% en el primer semestre son cifras que nos dejan descontentos. Nosotros habíamos anunciado hace dos meses que veíamos que el tope de crecimiento de Chile para este año era en torno al 2,7%”, opinó mediante un comunicado.
Según el Banco Central la serie desestacionalizada no presentó mayor variación en relación al mes precedente y aumentó 1,7% en doce meses. Junio tuvo un día hábil menos que en igual mes de 2018 y su resultado fue por debajo de las estimaciones de mercado, que proyectaba un crecimiento cercano al 2%.
En detalle, el presidente de Asimet expresó en el comunicado su preocupación por el escaso dinamismo de la economía en el primer semestre.
“¿Qué es lo que está detrás de esto? Que el modelo económico de crecimiento que tiene Chile debe modernizarse porque no está acorde con los tiempos modernos, depender solamente de materias primas y mono productores no nos va a llevar al sueño de ser un país desarrollado”, sentenció.
“Desde comienzo de año como industriales hemos dicho que la respuesta está en la reindustrialización (…)”, agregó Arrigoni.
Por último, el presidente de Asimet pidió al Gobierno “entender que el camino de crecimiento que hemos tenido en los últimos 35 años perdió vigencia y no vamos a seguir creciendo solo con inversión, el crecimiento de Chile debe ir por la productividad, y eso significa industria 4.0″.
“Hay que hacer un cambio de estrategia y un cambio fuerte de timón”, finalizó Arrigoni.
Fuente: biobiochile.cl, agosto 05 de 2019
Dante Arrigoni, presidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos (Asimet), dijo que debe cambiar el modelo económico de crecimiento, “porque no está acorde con los tiempos modernos, depender solamente de materias primas y monoproductores, no nos va a llevar al sueño de ser un país desarrollado”.
El presidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos (Asimet), Dante Arrigoni, dijo que el Imacec de 1,3% de junio “no es una cifra que nos llene de optimismo”, y que llegar a 1,7% en el primer semestre “son cifras que nos dejan descontentos”.
“Nosotros habíamos anunciado hace dos meses que veíamos que el tope de crecimiento de Chile para este año era en torno al 2,7%. Ello significa que en el segundo semestre debiéramos ser capaces de crecer al 3,5% que es nuestro crecimiento potencial; lo más probable es que la cifra que dijimos hace dos meses incluso sea un poco alta”, precisó Arrigoni.
Además, el presidente de los industriales metalúrgicos y metalmecánicos expresó su preocupación por el escaso dinamismo de la economía en el primer semestre.
“¿Qué es lo que está detrás de esto? Que el modelo económico de crecimiento que tiene Chile debe modernizarse porque no está acorde con los tiempos modernos, depender solamente de materias primas y monoproductores, no nos va a llevar al sueño de ser un país desarrollado”, expresó.
“Desde comienzo de año como industriales hemos dicho que la respuesta está en la reindustrialización y este es el tema que vamos hablar en nuestro foro del 21 de agosto”, anunció.
“El mensaje que le enviamos al gobierno es que tiene que entender el camino de crecimiento que hemos tenido en los últimos 35 años perdió vigencia y no vamos a seguir creciendo solo con inversión, el crecimiento de Chile debe ir por la productividad, y eso significa industria 4.0. Hay que hacer un cambio de estrategia y un cambio fuerte de timón”, concluyó.
Fuente: lanacion.cl, agosto 05 de 2019
Se trata de un resultado muy por debajo de las estimaciones de mercado, cuyo consenso se ubicaba levemente bajo el 2%.
El Banco Central informó este lunes que el Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) de junio 2019 creció 1,3% en comparación con igual mes del año anterior.
La serie desestacionalizada no presentó variación respecto del mes precedente y aumentó 1,7% en doce meses. El mes registró un día hábil menos que junio de 2018.
Se trata de un resultado muy por debajo de las estimaciones de mercado, cuyo consenso se ubicaba en torno a 2%.
1,7% creció la economía chilena en primer semestre, según las cifras preliminares
Además, el dato de junio se trata del más bajo desde febrero, cuando el indicador se ubicó en 1,1%. También es la expansión más débil para el sexto mes del año desde 2017, cuando la economía creció sólo 0,7% en dicho mes.
De acuerdo a la información de la entidad, el Imacec minero creció 0,3%, mientras que el Imacec no minero lo hizo en 1,4%. Este último se vio favorecido por el desempeño de las actividades de servicios y de construcción, efecto que fue en parte compensado por la caída de la industria manufacturera.
De todas maneras, el registro mensual de la actividad no minera fue el más bajo de desde septiembre de 2017.
En tanto, en términos desestacionalizados, y con respecto al mes anterior, el Imacec minero creció 1,0% y el Imacec no minero cayó 0,1%.
Fuente: Emol economía, agosto 05 de 2019
El indicador estuvo presionado por las fuertes bajas de la manufactura y la producción de electricidad, gas y agua.
Los sectores económicos del país no logran despegar. Según informó el INE, la producción industrial de junio se contrajo 2,9% en doce meses.
De acuerdo al informe del Instituto Nacional de Estadísticas, el indicador estuvo presionado por los sectores de manufactura y producción de electricidad, gas y agua. Según el registro, ambos cayeron con fuerza 5,4% y 4,2%, respectivamente.
Cabe consignar que el sexto mes del año contó con un día hábil menos que el mismo periodo de 2018.
En tanto, la producción minera registró un nulo crecimiento respecto de junio del año pasado.
Detalle de las cifras
La fuerte contracción de la manufactura estuvo incidida principalmente por la disminución interanual de 7,2% en la elaboración de productos alimenticios, debido a una menor producción de quesos frescos o procesados, de acuerdo a estrategias productivas de empresas del sector.
Mientras que la producción de Electricidad, Gas y Agua se contrajo debido a que dos de las tres actividades que lo componen disminuyeron, como el gas (-17,5%) y la electricidad (-2,6%).
Fuente: Emol economía, julio 31 de 2017
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas, «este resultado se debió al incremento de 1% de la fuerza de trabajo y de los ocupados».
La tasa de desempleo del país se ubicó en 7,1% durante el trimestre móvil abril-junio de 2019, según el informe entregado este viernes por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Así, el dato se ubicó por debajo de las expectativas del mercado, el cual proyectaba que la cifra se ubicaría en 7,2%.
Así, de acuerdo a la información recogida por la Encuesta Nacional de Empleo (ENE), el dato de desocupación nacional se redujo 0,1 puntos porcentuales (pp.) respecto a igual periodo del año anterior.
Por su parte, en comparación con el trimestre móvil previo, la tasa de desocupación ajustada estacionalmente se situó en 6,8%, sin registrar variación.
Cabe destacar que, pese a la caída respecto al año anterior, la tasa nacional de desempleo continúa por sobre el 7%, nivel que superó en el trimestre anterior (7,1%) y que no tocaba desde el período agosto-octubre del año pasado.
Respecto al dato publicado hoy, «este resultado se debió al incremento de 1,0% de la fuerza de trabajo y de los ocupados«, explicó el organismo estadístico encabezado por Guillermo Pattillo.
En el aumento de los ocupados incidieron, principalmente, los sectores actividades de salud (9,7%), administración pública (8,1%) y enseñanza (4,5%), mientras que por categoría ocupacional destacó el crecimiento de los asalariados formales (1,1%), seguido de los trabajadores por cuenta propia (2,6%).
Según categoría ocupacional destacó el aumento de los asalariados formales (1,1%), correspondiente a 52.176 personas.
Cabe destacar que la tasa de ocupación informal fue 28,8%, aumentando 0,1 pp. en doce meses. En igual período, los ocupados informales crecieron 1,3% incididos, mayoritariamente, por las mujeres (2,2%) y los trabajadores por cuenta propia (3,0%).
Tasa de desocupación por sexo
La tasa de desocupación femenina fue 7,7%, disminuyendo 0,2 pp. en doce meses, como consecuencia del incremento anual de 2,6% de la fuerza de trabajo, menor al alza de 2,9% de las ocupadas.
Por su parte, la tasa de desocupación de los hombres fue 6,7%, registrando una expansión 0,1 pp. en doce meses, debido al decrecimiento de 0,2% de la fuerza de trabajo y de los ocupados. Por su parte, los desocupados tuvieron un alza de 1,2% incidida solo por los cesantes (2,7%).
Fuente: Emol economía, julio 31 de 2019
El famoso economista John Keynes ya planteaba en 1930 que con el pasar de los años, las personas producirían más y trabajarían menos. ¿Qué pasó con el empleo y los salarios del país en este tiempo?
«En 2030 nuestros hijos serán más productivos y trabajarán sólo 15 horas a la semana«. Esa era la afirmación que sostenía el famoso economista John Keynes en 1930 y en la que un grupo de expertos chilenos se inspiró para analizar la evolución de las horas trabajadas en el país en las últimas cinco décadas.
Así, en diciembre de 2017, los economistas de Clapes UC, Rodrigo Cerda (actual director de Presupuestos), José Ignacio Llodrá (hoy también en la Dipres), Nathaly Andrade y José Tomás Valente, publicaron un trabajo de investigación en el que se preguntaron: ¿Tiene algo de cierto la conjetura de Keynes para el caso de Chile?.
Hoy, en medio del debate en torno al proyecto de ley que busca rebajar la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales y el de la reforma laboral del Gobierno que busca mayor flexibilidad y adaptabilidad, el análisis de los economistas sirve para contrastar lo que ha sido el crecimiento del PIB, las horas trabajadas, la productividad y la evolución de las remuneraciones entre 1965 y 2017.
Evolución de las horas trabajadas en Chile: 1965-2017
Para analizar la evolución de las horas trabajadas en el país, los economistas se basaron en la Encuesta de Empleo de la Universidad de Chile (EOD) -que no distingue entre trabajos formales e informales- y utilizaron las horas promedio que cada encuestado trabajó a la semana, además de considerar el salario real para cada año entre 1965 y 2017. (Ver gráfico)
«A primera vista, se puede apreciar que la cantidad de horas no varió mucho entre 1965 y 1990. Sin embargo, desde entonces existe una fuerte tendencia a la baja en las horas trabajadas, pasando de 49,8 horas en 1991 hasta las 42,1 horas en 2017«, observaron los expertos y recalcaron que, a partir de la década de los 90s, la tendencia decreciente se registra en todos los años hasta 2017. «Lo anterior, no parece ser el resultado de algún evento específico«.
Por el lado de las remuneraciones, el estudio mostró que desde finales de los 80s que los salarios mostraron un crecimiento sostenido del salario real. Algo que podría haberse gatillado por dos posibles efectos, según la teoría económica.
El primero, es que un aumento en los salarios hace más tentador aumentar las horas trabajadas respecto a las horas de ocio dado que cada hora de ocio requiere renunciar a un mayor nivel de salario por hora. El segundo, es el llamado ‘efecto ingreso’, el cual induce a trabajar menos tiempo y a consumir más ocio debido a la percepción de mayor poder adquisitivo.
Así, según los economistas de Clapes, «a partir de 1991 los datos parecen sugerir que el ‘efecto ingreso’ ha dominado las decisiones laborales en Chile«.
7,5 veces creció el PIB per cápita de Chile entre el año en que Keynes hizo su predicción (1930) y 2017
Nathaly Andrade, economista de Clapes UC y una de las autoras del informe, comentó a Emol que se trata de un estudio que goza de total validez en la actualidad, ya que es un análisis descriptivo para un período específico y sus resultados no han cambiado.
– Ustedes concluyen que la disminución de la jornada laboral ‘no parece ser el resultado de algún evento específico’. ¿Se justifican entonces los proyectos que se están discutiendo?
«Flexibilidad laboral sí; es deseable que los trabajadores puedan elegir entre distintos formatos para cumplir con su obligación laboral (manteniendo el total de las horas trabajadas). Disminuir las horas trabajadas arbitrariamente sin ajustar los salarios (como propone el proyecto de 40 horas) lo que hace es encarecer la contratación de mano de obra en ocupaciones que requieren presencia física. Esto reducirá la creación de empleo en esas tareas», sostuvo Andrade.
«Si la economía chilena continúa una senda de crecimiento basada en ganancias sostenibles de productividad (si aumenta el salario real de los trabajadores), es esperable que continúen disminuyendo las horas trabajadas, pero es una tendencia de largo plazo; en el corto plazo muchos shocks pueden alterar esa trayectoria»
Nathaly Andrade, economista de Clapes UC
«En otras ocupaciones el aumento de costo puede verse compensado (total o parcialmente) con aumentos de productividad por menor fatiga, menor número de accidentes, mayor concentración y menos errores humanos, etc. Pero es importante entender la causalidad de la relación entre horas trabajadas e ingreso laboral«.
«Cuando los ingresos suben por mayor productividad observamos que, en promedio, los trabajadores optan por una jornada laboral más corta. Si no se produce un aumento en productividad -lo que se explica por otras variables como educación- la disminución de horas trabajadas de 45 a 40 afectará negativamente la creación de empleo«, concluyó la economista.
Evolución de horas trabajadas por semana y salario real
Sin embargo, los expertos fueron más allá de la visión general de los datos y analizaron si lo observado cambiaba entre diferentes grupos de personas. Por ejemplo, se cuestionaron si las conclusiones podrían diferir dependiendo de la edad, el sexo, el sector laboral, el nivel de ingreso o el nivel educativo.
Evolución de la horas trabajadas según edad
En esta primera descomposición, los economistas consignaron tras el análisis que «hay que tener cuidado con la interpretación de que las generaciones jóvenes trabajan menos horas que las generaciones mayores«.
En ese sentido, explicaron que «es cierto que actualmente las personas de los grupos de edad más jóvenes (25-44 años) trabajan en promedio menos de lo que trabajaron sus padres y jefes cuando tenían su edad, pero las personas en estos grupos de edad hoy trabajan en promedio la misma cantidad de horas que sus actuales jefes y padres (45-64 años)».
«Dentro de los cohortes de jóvenes, las horas trabajadas en promedio se han reducido durante las últimas tres décadas, pero han sido similares a las disminuciones de horas trabajadas de cohortes de mayor edad. Esto sugiere que trabajar menos horas es una tendencia que ha afectado a todos los grupos de edad por igual y no solamente a los más jóvenes»
Andrade, Cerda, Llodrá y Valente, diciembre de 2017
Evolución de las horas trabajadas según sexo
Las horas trabajadas por hombres y mujeres presentan tendencias decrecientes similares. Si bien desde 1965 hasta 1987 las horas trabajadas por las mujeres era mayor a la de los hombres, a partir de 1988 los patrones cambian y las horas trabajadas por los hombres supera a las horas trabajadas por las mujeres, pasando de 50 horas semanales para los hombres y 48,95 para las mujeres en 1988 a 44,38 horas y 40,76 horas semanales para hombres y mujeres, respectivamente, en el 2017.
Un dato en el que los expertos decidieron hacer hincapié fue el hecho de que la tendencia a la baja de las horas trabajadas por las mujeres se contrapone al de la participación laboral de dicho género, la cual va al alza. Así, en las últimas cinco décadas la participación laboral femenina en Chile ha aumentado de 34% a 52% y sus horas trabajadas promedio ha caído de 51 a 40 por semana.
Evolución de las horas trabajadas por ingreso y educación
Se observó que las horas trabajadas por hombres y mujeres de ingresos más bajos presentan una marcada tendencia a la baja desde inicios de los años 90. Sin embargo, las horas trabajadas de hombres y mujeres de ingresos más altos se han mantenido relativamente estables.
«Tanto hombres como mujeres del primer decil de ingresos (los de menos recursos) en promedio trabajan más horas que los hombres y mujeres del decil 10 (los más adinerados), lo que sugiere que mayores ingresos inducen a trabajar menos tiempo y dedicarse a otro tipo de actividades»
Andrade, Cerda, Llodrá y Valente, diciembre de 2017
Respecto a la descomposición de los datos en cuanto al nivel educacional de los trabajadores, se concluyó que son los trabajadores con menor nivel de educación los que han experimentado la mayor reducción de las horas de trabajo, pasando de 52 horas promedio de trabajo a la semana en 1965 a 36 horas promedio en 2017.
Evolución de las horas trabajadas por sector de ocupación
Por último, los economistas analizaron los diversos sectores de ocupación, donde destacó que desde los años 90, las áreas de comercio, gobierno, servicios financieros, servicios personales y servicios de hogares han acentuado la disminución en sus horas trabajadas por semana.
Por otro lado, se analizó el caso particular de las personas que se dedican al sector minero y se observó que en dicha área, las horas promedio de trabajo han aumentado de 48 horas a la semana en 1965 a 53 horas en 2017. «Esta tendencia, en particular en 2004 en que las horas trabajadas promedio en este sector da un salto, se explica por el fenómeno del boom del cobre«, explicaron los analistas.
Tras el estudio, los cuatro economistas concluyeron que dentro de los factores que han influido en la disminución de las horas de trabajo «son la mayor tasa de participación laboral, liderada por la participación laboral femenina, el aumento de la productividad y las reformas laborales que disminuyeron la jornada semanal de trabajo».
Fuente: Emol economía, julio 31 de 2019