Hace años ya que se viene hablando del reemplazo masivo de las funciones que llevan a cabo seres humanos, por máquinas o tecnología, en los distintos quehaceres de la economía. Se dice que éstas hacen el trabajo mucho mejor y con menores costos económicos, no generan conflictos, no se accidentan e incluso tienen la capacidad de aprendizaje, con una especie de inteligencia, que se denomina artificial, es decir, que imita las funciones cognitivas de la inteligencia humana, tales como aprender, razonar o resolver problemas.
En países como España se ha llegado a discutir la cotización previsional de las máquinas o tecnología, en el escenario de un reemplazo tecnológico masivo, para que el sistema de seguridad social no colapse al tener una baja tasa de cotizantes personas. Existen adeptos y detractores de la iniciativa, sin embargo, más allá de la postura que se adopte, el asunto da cuenta de una realidad que comienza poco a poco a ser más relevante y alarmante.
Es bueno recordar el valor que aporta el ser humano y que difícilmente será reemplazado por las máquinas o tecnología. Este ejercicio es sumamente importante para no deshumanizar el trabajo, y servirse de la tecnología como lo que es. En otras palabras, la relevancia de las máquinas no nos puede hacer caer en el error de que el trabajo pierda la variable humana tan necesaria, sobre todo hoy; la empatía e implicación con el otro, la comunicación, la iniciativa, la creatividad, el trabajo en equipo, la adaptabilidad, la contención y el aporte social, son elementos importantes para la búsqueda de la felicidad en el trabajo.
La tecnología al servicio del trabajo humano es vital, y nadie sensato podría pensar que, por ejemplo, el rápido procesamiento de información o la notable ayuda en la toma de decisiones que aporta la tecnología no sea un enorme avance y ayuda para el ser humano y su industria. Sin embargo, la focalización en el recurso tecnológico sí nos lleva a creer, de algún modo, que el ideal del trabajo humano es como el que hace una máquina.
El paso inmediato en esto es comenzar a relacionarnos en el trabajo, con nuestros pares, como lo hace una máquina. Es aquí donde debemos esforzarnos en aportar lo verdaderamente humano y el valor que ello tiene en el trabajo. En este sentido, Bill Gates ha dicho que con la revolución tecnológica las personas dejarán de hacer tareas tediosas y se dedicarán a lo propiamente humano, como la empatía y comprensión como fuente de resolución de problemas en las empresas, con clientes y proveedores.
La relación entre personas y el aporte que ello deja al trabajo es la fuente de más perfecta felicidad para los trabajadores. ¡Pensemos en tareas en las que pasamos largas horas con nuestros compañeros, colaboradores o equipo! Pues bien, es esto lo que no se debe descuidar, sin quitarle el mérito ni dejar de valorar el aporte que la tecnología tiene en muchas áreas específicas de la realidad laboral. El trato entre personas es finalmente insustituible, y fuente de la más perfecta realización personal.
Ninguna interrelación es capaz de perfeccionar tanto a un trabajador como un compañero de trabajo, y no solamente por lo que puede aprender de él en conocimiento duro (lo cual también es posible con una herramienta tecnológica), sino que fundamentalmente por el trato humano.
Fuente: Diario Financiero, febrero 02 de 2021
Un 10,3% fue la tasa de desocupación en Chile durante el trimestre octubre-diciembre de 2020 de acuerdo a la información registrada este viernes en la Encuesta Nacional de Empleo (ENE), que elabora el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). La cifra implicó un ascenso de 3,2 puntos porcentuales (pp.) en doce meses, producto de la reducción de la fuerza de trabajo (-8,5%) menor a la presentada por los ocupados (-11,7%), y el incremento de 33,3% en los desocupados, incididos únicamente por los cesantes (40,8%).
Según sexo, la tasa de desocupación de mujeres se situó en 10,9%, aumentando 3,2 pp. en doce meses. En tanto, la tasa de desocupación de los hombres fue de 9,8%, registrando también un alza anual de 3,2 pp.
Los ocupados tuvieron una disminución de 11,7%, incididos más por las mujeres (-15,6%) que por los hombres (-8,8%). Por su parte -debido a la implementación de la Ley de Protección al Empleo-, el segmento de ocupados ausentes (que representó el 8,0% del total de ocupados), creció un 20,9%, equivalente a 111.452 personas.
La contracción de los ocupados fue mayor en los sectores económicos de comercio (-10,8%), agricultura y pesca (-21,4%) y alojamiento y servicio de comidas (-35,3%). En tanto, por categoría ocupacional, el descenso se observó principalmente en asalariados formales (-7,2%) y trabajadores por cuenta propia (-14,7%).
La tasa de ocupación informal alcanzó 27,0%, decreciendo 1,4 pp. en doce meses. Asimismo, los ocupados informales disminuyeron 16,2%, incididos en mayor medida por las mujeres (-23,1%), frente a un -10,7% en los hombres, y por trabajadores por cuenta propia (-15,5%).
En tanto, la población fuera de la fuerza de trabajo aumentó 19,4%, influida por los inactivos habituales (13,1%) y los inactivos potencialmente activos (62,8%), personas que en su mayoría no estaban buscando un empleo, pero estaban disponibles para trabajar (fuerza de trabajo potencial).
La tasa de desocupación ajustada estacionalmente fue 11,0%, retrocediendo 0,2 pp. con respecto al trimestre móvil anterior, como consecuencia del crecimiento de la fuerza de trabajo (0,5%) y de los ocupados (0,7%), junto con el retroceso de los desocupados (-1,5%). El aumento trimestral de ocupados fue de 55.315 personas.
En doce meses, el volumen de trabajo, medido a través del número total de horas efectivas trabajadas por los ocupados, descendió 12,3%. De igual modo, el promedio de horas trabajadas decreció 0,7%, llegando a 36,9 horas.
La tasa combinada de desocupación y fuerza de trabajo potencial alcanzó 21,6%, con un incremento de 7,5 pp. en el período. En los hombres se situó en 18,8% y en las mujeres, en 25,4%. La brecha de género fue 6,6 pp.
Por su parte, en la Región Metropolitana la tasa de desocupación del trimestre octubre-diciembre de 2020 alcanzó 11,4%, aumentando 3,9 pp. en doce meses, producto de la baja de 4,8% de la fuerza de trabajo, inferior en magnitud a la variación registrada por los ocupados (-8,8%). Los desocupados se expandieron 44,7%, incididos exclusivamente por los cesantes.
En el contexto de la contingencia generada por la pandemia de COVID-19 en Chile, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) ha adoptado, a contar de marzo de 2020 y hasta que las condiciones lo requieran, una serie de medidas para dar continuidad a la recolección de datos de la Encuesta Nacional de Empleo (ENE). Estas medidas -complementadas con el seguimiento de las recomendaciones de organismos internacionales (CEPAL-OIT), además de las buenas prácticas de otras oficinas de estadística en el mundo- se describen en la nota técnica que acompaña las publicaciones de estos boletines.
Fuente: Diario Estrategia, enero 29 de 2021
La docente que trabaja en la provincia del Huasco decidió que las clases virtuales no eran suficientes, por lo que optó por repartir los materiales puerta a puerta y poder entregar sus conocimientos a los 21 estudiantes en sus casas.
Tiene 52 años y es profesora en la provincia del Huasco, en la región de Atacama. Sin embargo, la pandemia de coronavirus obligó a suspender las clases presenciales en la escuela donde Cicilia Gatica trabaja.
Eso sí, se encargó de que sus 21 estudiantes nunca dejaran de aprender en la crisis sanitaria, aunque significara andar a caballo hasta 8 horas al día.
La profesora Cicilia entrega puerta a puerta los materiales necesarios a sus estudiantes para que realicen sus estudios y visita semana por medio a cada uno de los alumnos que viven en sectores cordilleranos y que no tienen acceso a Internet ni computador.
Fue este esfuerzo, que sin duda marca la diferencia, el que le valió no sólo las sonrisas y agradecimientos de los niños y sus familias, sino que también el premio Nuevos Héroes 2020, el que destaca a chilenos y chilenas que ayudan a otros en medio de la pandemia.
Angelo Ciuffardi, subgerente de Gestión de Grupos en Caja Los Héroes, comentó que “su caso es digno de visibilizar y digno de aplaudir por todos. Le hacen tan bien a nuestro país personas como ellas“.
En tanto que la misma profesora comentó que “todo esto nos ayuda a un crecimiento profesional, para atender mejor a nuestros niños y niñas, para poder entregar mejor aprendizaje“.
“El entrar en los corazones, en los hogares, a mí me permitió conocer y hacer un diagnóstico, reflexionar del trabajo que estuve haciendo porque el trabajo de acá para delante es diferente“, agregó.
El Covid-19 reivindicó la relevancia del monitoreo de la salud mental de los trabajadores y se ha pasado a la acción.
«Se necesita urgente psicólogo/a». Eso dice un típico anuncio disponible en un sitio de empleo en Internet por estos días. Pero la oferta no es de cualquiera. Se trata de una «empresa de servicios transitorios». Más abajo se lee otra oferta similar, esta vez, de una firma del rubro comercial.
Dos ejemplos de un cambio de paradigma que trajo la pandemia. Y es que la llegada del Covid-19 tuvo varios coletazos que llegaron a modificar la cultura organizacional de las compañías, reivindicando temáticas que hasta hace unos años eran ignoradas por parte de los ejecutivos, como es el caso de la salud mental.
«Las compañías están armando planes de contención para sus colaboradores», dice Elizaveta Hodireva, directora de DNA Human Capital.
Esta nueva realidad modificó el formato de trabajo -ahora remoto- en distintos sectores productivos, añade, asumiendo además que no había experiencia en esta materia. «Las gerencias de recursos humanos han tomado un rol importante en esto, liderando el diseño de planes y estrategias», apunta.
«Efectivamente, existe una tendencia, las empresas están contratando psicólogos o internos para estabilizar la psicología de los colaboradores en relación al impacto que la pandemia ha tenido. (…) el aislamiento de las personas ha efectado a los colaboradores», afirma Joaquín Jiménez, director de la agencia reclutadora de personal The Bonding.
En este tiempo, las mutuales han sido testigos en primera línea de este fenómeno, reconociendo que la preocupación de las empresas ha crecido y de manera transversal.
La jefa de riesgo psicosocial de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), Daniela Campos, afirma que desde el inicio de la pandemia la preocupación por la salud mental de los trabajadores ha ido en aumento. Primero, explica, respecto a los aspectos psicológicos del teletrabajo, luego sobre estrategias rápidas de gestión de emociones, para llegar a este momento en donde las empresas están buscando iniciativas para disminuir el impacto en la salud mental de los colaboradores.
Como entidad, precisa que ya han asesorado a más de 80 mil trabajadores en temas relacionados con la salud mental y el Covid-19.
Prácticas permanentes
La directora del Departamento de Medicina del Trabajo de la Mutual de Seguridad, Carmen Archila, agrega que las firmas no están incorporando únicamente psicólogos a sus planillas.
También han adoptado medidas como incorporar a sus equipos de trabajo personal de salud, como médicos, enfermeros y terapeutas, que les permitan orientar de manera específica sus planes para abordar dichos efectos.
Según relatan las expertas, ya sea a través de un servicio externo o interno, siempre es recomendable que las empresas monitoreen este tema. Sin embargo, sinceran que no todas tienen capacidad para hacerlo, por ejemplo las PYME.
A raíz de esto, como Mutual pusieron a disposición un plan integral de salud mental, para todas las firmas.»En ella, atienden psicólogos expertos en la intervención de crisis, quienes les entregan a los trabajadores herramientas que los ayudan gestionar sus emociones ante los nuevos desafíos que implica convivir con la pandemia por Covid-19″, describe.
Y si bien se ha tratado de una tendencia que llegó como respuesta a la emergencia sanitaria, los expertos creen que debería ser una política permanente de las firmas monitorear la salud mental.
«Esta es una práctica que se deberia mantener, es un beneficio para acercarse a los trabajadores y para saber cómo acompañarlos y para conocerlos», dice Hodireva.
Fuente: Diario Financiero, diciembre 23 de 2020
Informe de la Corporación de Bienes de Capital (CBC) da cuenta de un repunte a partir del período julio-septiembre, sobre todo en los sectores minería, inmobiliario y obras públicas.
El inicio de la reapertura gradual de la economía ha comenzado a tener efectos prácticos. La actividad dejó atrás las caídas de dos dígitos y el empleo está recuperándose lentamente, aunque aún lejos de compensar los 1,8 millones de puestos perdidos durante la crisis.
El levantamiento de las restricciones de movilidad también ha permitido que los proyectos de inversión en diversas áreas se reactiven, lo que a su vez es sinónimo de una mayor demanda de trabajadores en las faenas, tal como lo reflejó el último informe elaborado por la Corporación de Bienes de Capital (CBC) correspondiente al tercer trimestre.
El registro, que considera proyectos de inversión para el quinquenio 2020-2024, da cuenta de que a partir de agosto se superaron las 80 mil plazas promedio requeridas en el país. Pese al avance, se trata de un número menor al promedio de más de 120 mil observado antes del inicio de la emergencia sanitaria, que provocó que en el primer y segundo trimestre la demanda se redujera dramáticamente.
Según la CBC, el peak de demanda para el lapso 2020-2024 se alcanzó en octubre, con 161.321 personas empleadas en 629 faenas simultáneas en distintas obras.
«A contar de febrero de 2020, el país comenzó a experimentar, de forma progresiva y en aumento sostenido, los embates de la pandemia provocada por el Covid 19. Dicha situación ha tenido efectos transversales en todos los sectores de la economía, siendo el factor principal, la ralentización y/o paralización de faenas», enfatiza la corporación en su informe.
En particular, agrega, «esto sucede en la ejecución de los proyectos, cuando el factor más intensivo, es la mano de obra».
Luego del máximo alcanzado en el décimo mes del presente año, los requerimientos por trabajadores se calcula que inició una curva descendente a partir de noviembre pasado, para reducirse a alrededor de unas 80 mil plazas a fines del próximo año y a apenas cerca de 40 mil para el fin del quinquenio (ver gráfico).
De todas maneras, se estima que la situación hacia adelante podría cambiar en la medida que ingresen nuevas iniciativas de inversión con cronogramas definidos.
Los rubros que lideran
Trimestralmente, la entidad catastra las iniciativas de inversión en el sector privado y estatal con plazos establecidos para los próximos cinco años, con indicadores como la intensidad de la inversión (gasto ejecutado en las obras) y la demanda por trabajadores para cada una de las fases de diseño y construcción.
En esta oportunidad, la CBC detectó 949 obras para el período, las que representan inversiones por US$ 60.899 millones hacia 2024.
Minería, obras públicas e inmobiliario tuvieron una fuerte incidencia en el peak alcanzado en octubre. Así, la minería aportó con un máximo de 40 mil plazas en el décimo mes del año, inmobiliario con 42 mil y obras públicas también con 42 mil puestos en el período. Más atrás se ubica energía (16 mil), forestal (11 mil), industria (5 mil) y tecnología (3 mil).
La mayor concentración de proyectos en construcción durante el peak de contratación se encuentra en la Región Metropolitana, con una cartera de 201 iniciativas y una demanda promedio mensual de 54 mil puestos laborales.
Le sigue la región de Antofagasta con 58 proyectos y 21.551 trabajadores, respectivamente; y Biobío con 38 y 14.529; Mientras, en el extremo opuesto se ubica la región de Aysén, que registra sólo 8 iniciativas activas con una demanda promedio mensual de 1.142 trabajadores.
Fuente: Diario Financiero, diciembre 22 de 2020
«Si todo sigue en la misma senda de estos últimos tres meses, la tendencia es que estamos viendo una recuperación del mercado laboral», dijo la directora de la entidad en la presentación de los datos.
La tasa de desempleo del trimestre agosto-octubre alcanzó el 11,6% y los desocupados se mantuvieron por sobre el millón de personas, según el informe dado a conocer hoy por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Sin embargo, el dato representa una tercera caída consecutiva a nivel de trimestre móvil.
Así, la tasa se ubicó por debajo del 12,3% anotado en el trimestre julio-septiembre y del 12,9% registrado en junio-agosto. Asimismo, el registro dado a conocer hoy se ubicó por debajo de las expectativas del mercados, el cual, según una encuesta realizada por Bloomberg, esperaba que se el porcentaje se posicionara en 11,7%.
De acuerdo al INE, el 11,6% anotado en el trimestre analizado significa un incremento de 4,5 puntos porcentuales en doce meses, producto de las reducciones de la fuerza de trabajo en 10,5% y de los ocupados en 14,8%.
Por su parte, los desocupados aumentaron 45,1%, incididos únicamente por los cesantes (53,0%). Según sexo, por quinto período consecutivo en la serie, la tasa de desocupación de hombres (11,8%) es mayor a la de mujeres (11,2%).
En cifras, la fuerza de trabajo alcanzó los 8,6 millones de personas y los ocupados los 7,6 millones. Asimismo, los ocupados informales fueron 1,9 millones en el trimestre analizado y los desocupados fueron 1.003.910 personas. Por su parte, los inactivos se ubicaron en 7 millones.
«Ya vemos una tendencia a la baja en la tasa de desocupación y vemos que en este ultimo trimestre los empleos aumentaron en alrededor de 300 mil personas ocupadas, pero hay que tener mucho ojo en esta gran población que tenemos todavía en la fuerza de trabajo potencial», dijo la directora del INE, Sandra Quijada.
En ese sentido, profundizó que «hay mucha gente ahí que en algún momento va a salir a buscar empleo y podría presionar la tasa de desocupación. Pero si todo sigue en la misma senda de estos últimos tres meses, la tendencia es que estamos viendo una recuperación del mercado laboral«.
Ocupados y ocupados ausentes
En doce meses, la estimación del total de ocupados decreció 14,8%, incidida tanto por las mujeres (-17,7%) como por los hombres (-12,6%). Por su parte, debido a la implementación de la Ley de Protección al Empleo, los ocupados ausentes, que representaron el 11,7% del total de ocupados, crecieron 47,9%, equivalente a 290.643 personas.
Fuente: Emol Economía, noviembre 27 de 2020
No hay dos miradas sobre cuál ha sido el impacto más severo de la crisis sanitaria: la fuertísima caída en la ocupación. En efecto, mientras en los nueve primeros meses del año el PIB registró una disminución de 7,9%, la ocupación lo hizo a un 12,5%, afectando en mayor medida a mujeres, con una caída del empleo de 14,6%, y a sectores de menor escolaridad, cuyo empleo ha caído casi un 20%, generando un retroceso importante en materia de pobreza y vulnerabilidad.
La prioridad debe ser entonces la generación de puestos de trabajo, especialmente enfocada en los sectores de menores ingresos, que son además los más afectados por el acelerado proceso de automatización que estamos viviendo. El problema está siendo enfrentado por las políticas públicas y en una forma que parece apropiada en esta coyuntura, a través de tres herramientas principalmente: el plan de protección al empleo, que sigue cubriendo a cerca de 750 mil trabajadores, el ingreso mínimo garantizado, que llega a algo más de 260 mil trabajadores, y los recientes subsidios al empleo, a través del plan “Regresa” pensado para aquellos trabajadores acogidos al plan de protección, y el plan “Contrata”, enfocado en nuevas contrataciones, que cuenta con un presupuesto de algo más de US$ 2.000 millones. Se suma a este esfuerzo el plan de inversión pública, con un aumento del presupuesto del MOP de más de 30% en términos reales. Sin duda, el esfuerzo de políticas públicas en el corto plazo es significativo.
Sin embargo, se requiere también un foco en una agenda más de mediano plazo, una vez superada esta emergencia, de tal manera de eliminar el componente asistencialista de los programas de empleo. No es sostenible una situación en que sea el Estado el que pague parte de los sueldos de los trabajadores, porque se terminan por dañar los incentivos a aumentar la productividad. Es muy llamativo que el presupuesto de capacitación laboral para 2021 sea algo más de US$ 100 millones, y estemos gastando más de 20 veces esa cifra en subsidios de empleo. En el mediano plazo la relación se debería revertir, con el objetivo clave de que las políticas públicas en materia laboral, más que “entregar pescado, enseñen a pescar”. De esa forma se contribuye en forma simultánea a lograr mejores ingresos laborales, contribuir a la productividad y aumentar la tasa de crecimiento económico.
Fuente: Diario Financiero, noviembre 25 de 2020
Participación laboral femenina disminuyó 0,2 puntos el mes pasado, mientras que en los hombres creció 2,3 unidades en comparación con septiembre.
El mercado laboral sigue recuperando terreno tras el golpe que le generó el coronavirus y las medidas de confinamiento para controlar la pandemia. De acuerdo con el Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la Universidad Católica, la cantidad de personas ocupadas en el país -como porcentaje de quienes pueden hacerlo- se ubicó en 46,8% en octubre.
Esto significó un alza de 1,8 puntos porcentuales frente a septiembre, lo que implicó la creación de 284 mil puestos de trabajos. De ellos, 204 mil fueron para hombres y sólo 80 mil para mujeres.
Comparado con el punto más bajo de julio, se han creado unos 722 mil puestos conforme al análisis del director del centro, David Bravo. Ello, según sus cálculos, equivale a una recuperación del 28% de lo perdido. Por género, se traduce en que 417 mil plazas han sido para hombres y 305 mil para mujeres.
Si bien todo ello da luces de una mejora, en octubre los ocupados llegaron a 7,34 millones de personas, lo que si se compara con igual mes de 2019 -considerando los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE)-, se han perdido 1,6 millones de trabajos.
“La caída fue abrupta, la recuperación está siendo gradual”, enfatizó Bravo.
Un repunte de distinta magnitud
Por género, la tasa de ocupación en los hombres se recuperó 2,6 puntos respecto del mes anterior al ubicarse en 56,2%. En las mujeres subió un punto al situarse en 37,8%.
Con esto, tomando como referencia el peor registro de julio, significa que mientras los hombres han logrado recobrar el 30% de los puestos laborales destruídos, las mujeres sólo han avanzado un 26%.
Es así como en el décimo mes del año, en términos anuales los hombres exhiben una caída de 16,8% equivalentes a 876 mil personas menos, mientras que la de las mujeres fue de 20,5%, lo que corresponde a 784 mil ocupaciones menos.
La tasa de participación, que muestra el número de personas en la fuerza de trabajo expresado como porcentaje de la población en edad de poder hacerlo, se ubicó en 50,8%, lo que implicó un avance de un punto respecto a septiembre.
Este indicador revela que mientras en el caso de los hombres crece 2,3 puntos, en las mujeres cae 0,2 puntos con lo que se ubica en 61,4% y 40,6%, respectivamente.
En cuanto al segmento de personas inactivas, la consulta evidencia que en la última semana de octubre de las 886 mil personas que declararon que habían estado buscando trabajo si no nos encontráramos en la actual crisis sanitaria, el 57,4 % son mujeres.
“Sabemos que las condiciones objetivas para la recuperación del empleo femenino no están dadas”, advirtió Bravo.
En este sentido, reiteró que la suspensión de los establecimientos educacionales y de jardines infantiles son el principal obstáculo para la reinserción femenina.
“Hay un problema acá estructural y creo que vamos a necesitar una recuperación -como muchos han señalado- con enfoque de género”, cerró el economista.
Fuente: Diario Financiero, noviembre 18 de 2020
El fallo podría transformarse en un hito, pues es uno de los primeros por este factor durante la pandemia.
En marzo, cuando llegó la pandemia al país, la Dirección del Trabajo (DT) emitió un pronunciamiento que generó una serie de críticas por sus implicancias en materia laboral, al señalar que la decisión de la autoridad sanitaria de decretar cuarentenas y/o toques de queda podrían considerarse como situaciones de caso fortuito o de fuerza mayor. ¿Qué implicaba ello? Que el empleador quedaba liberado de algunas de las obligaciones que considera el contrato de trabajo, como pagar remuneraciones e indemnizar a trabajadores despedidos.
Y si bien luego se impidió a las firmas recurrir a esta causal debido al Covid-19 -a través de la Ley de Protección del Empleo-, de igual modo hubo firmas que la utilizaron antes de la que norma entrara en vigencia.
Así, algunos de esos casos llegaron a la justicia, la cual ya está entregando sus primeros fallos. Así ocurrió con Tulio San Martín, quien fue desvinculado por dicha causal tras desempeñarse por 10 años en el restaurante alemán Don Karl´s de Antofagasta.
En la demanda presentada por el trabajador, se señala que si bien la empresa se vio afectada por la cuarentena decretada por la autoridad -lo que significó la paralización de la firma-, “no puede considerarse que se trate de un hecho constitutivo de caso fortuito, toda vez que, en primer lugar, en caso alguno fue imprevisto”, ya que el Covid-19 estaba en la palestra desde fines de 2019.
Tras algunos meses de espera, el Juzgado de Letras del Trabajo de Antofagasta respaldó a San Martín y ordenó al restaurante el pago de la indemnización por 10 años de servicio; la sustitutiva del aviso previo y feriados proporcionales; entre otros.
Respecto a la figura del caso fortuito o fuerza mayor, la sentencia dice que los actos de autoridad decretados por el Estado, por sí mismos no hacen surgir esta figura, ya que “existen actividades económicas que no sólo no se han visto perjudicadas gravemente por la pandemia, sino que muy por el contrario, se han visto beneficiadas, como sucede con el comercio electrónico y artículos de primera necesidad, lo que ha sido un hecho público y notorio”, agregando que además la fuerza mayor es permanente en el tiempo.
Ante la resolución, el director del Grupo Laboral de AZ, Jorge Arredondo, afirmó que podría transformarse en un hito, ya que es una de las primeras sentencias respecto a los despidos por esta causa durante la pandemia.
“No existían pronunciamientos judiciales de este tipo, tomando además en cuenta la Ley de Protección del Empleo, a partir del 6 de abril prohibió los despidos por esta causal. Lo que hace el fallo del tribunal es ratificar que la fuerza mayor debe tomarse en consideración según la realidad concreta de la empresa, y en segundo término, que no pueden traducirse los riesgos asociados a la fuerza mayor exclusivamente en el trabajador, por tanto, debe tratarse de algo permanente en el tiempo, y además de una envergadura suficiente que implique la terminación de los servicios”, explicó.
Fuente: Diario Financiero, noviembre 17 de 2020
De acuerdo a lo informado por el INE, la tasa de desocupación anotó un segundo retroceso consecutivo respecto a los dos trimestres móviles anteriores.
La tasa de desempleo del trimestre julio-septiembre alcanzó el 12,3% en el trimestre julio-septiembre y los desocupados se mantuvieron por sobre el millón de personas, según el informe dado a conocer hoy por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Sin embargo, el dato representa una segunda caída consecutiva a nivel de trimestre móvil.
Así, la tasa se ubicó por debajo del 12,9% anotado en el trimestre junio-agosto y del 13,2% registrado en mayo-julio. Asimismo, el registro dado a conocer hoy se ubicó por debajo de las expectativas del mercados, el cual, según una encuesta realizada por Bloomberg, esperaba que se el porcentaje se posicionara en 12,8%.
De acuerdo al INE, el 12,9% anotado en el trimestre analizado significa un incremento de 5 puntos porcentuales en doce meses, producto de las reducciones de la fuerza de trabajo en 13,5% y de los ocupados en 18,2%.
Por su parte, los desocupados aumentaron 45,6%, incididos únicamente por los cesantes (54,4%). Según sexo, por cuarto período consecutivo en la serie la tasa de desocupación de hombres (12,8%) es mayor a la de mujeres (11,6%).
En cifras, la fuerza de trabajo alcanzó los 8,4 millones de personas y los ocupados los 7,3 millones. Asimismo, los ocupados informales fueron 1,7 millones en el trimestre analizado y los desocupados fueron 1.037.580 personas. Por su parte, los inactivos se ubicaron en 7,3 millones.
«Respecto de los trimestres anteriores se ve un leve aumento en los ocupados y en la tasa de participación, pero también se ve un aumento en la informalidad», advirtió la directora del INE, Sandra Quijada. También remarcó que si bien hay una leve mejoría en las cifras trimestrales, «tenemos que mirar este gran grupo de personas que todavía no está buscando trabajo y que podría presionar eventualmente la cesantía, lo que presionaría la tasa de desocupación».
Ocupados y ocupados ausentes
En doce meses, la estimación del total de ocupados decreció 18,2%, incidida tanto por los hombres (-16,2%) como por las mujeres (-20,9%). Por su parte, debido a la implementación de la Ley de Protección al Empleo, los ocupados ausentes, que representaron el 15,0% del total de ocupados, crecieron 69,7%, equivalente a 455.078 personas.
Respecto del impacto del covid-19 en el mercado nacional. Quijada profundizó que «en la indagación que realizamos en la encuesta tenemos 651 mil personas que se encuentran ocupados ausentes por alguna razón que se vincula al covid-19 y esto equivale a un 7,8% de la fuerza de trabajo y se destaca la categoría de de ocupados suspendidos que alcanza a las 491 mil personas».
Los hombres ocupados decrecieron 16,2%, influidos por construcción (-32,9%). En el caso de las mujeres ocupadas, estas se redujeron 20,9%, incididas principalmente por comercio (-24,9%).
Entonces, calculó, «si nosotros sumásemos estos ocupados ausentes relacionados con el covid-19 a la tasa de desocupación, alcanzaríamos alrededor de un 20,1% de desempleo«.
Respecto al desempleo en los sectores económicos, la contracción de los ocupados fue influida por comercio (-21,4%), construcción (-34,0%) y alojamiento y servicio de comidas (-46,2%), en tanto que por categoría ocupacional, los principales retrocesos se observaron en los asalariados formales (-10,9%) y en los trabajadores por cuenta propia (-28,7%).
La tasa de ocupación informal alcanzó 23,5%, descendiendo 3,9 pp. en doce meses. Asimismo, los ocupados informales disminuyeron 29,9%, incididos tanto por las mujeres (-34,0%) como por los hombres (-26,5%) y por los trabajadores por cuenta propia (-32,1%).
Fuente: Emol economía, octubre 30 de 2020