A partir de junio, importadores, fabricantes y constructoras deberán cumplir con nuevos requisitos sobre uso de perfiles laminados en frío.
En un país sísmico como Chile, la normativa vigente respecto de los materiales de construcción resulta fundamental para garantizar la seguridad del consumidor final, y en los últimos años desde el sector han prestado especial atención a la actualización y cumplimiento de éstas a través de un proceso de certificación. Tal es el caso de la norma NCh427/2, aprobada en 2019 por el Ministerio de Vivienda y publicada en el Diario Oficial en diciembre pasado, referida al diseño de miembros estructurales de acero conformados en frío a partir de planchas, pletinas y barras de acero.
A diferencia de su última versión de 2016, estas nuevas disposiciones actualizan y hacen ineludibles los requisitos de composición de los perfiles que forman parte fundamental del diseño de las edificaciones.
A partir del 14 de junio próximo, estas disposiciones establecerán la obligatoriedad de ciertos estándares y requisitos técnicos para el desarrollo de las obras que utilicen este tipo de material de manera de “elevar los niveles de confianza”, según comentan desde el Instituto Chileno del Acero (ICHA), impulsor de la iniciativa.
De acuerdo a lo indicado en el texto de 179 páginas, la normativa determina características como el ancho efectivo, la resistencia a la flexión, espesor y resistencia al corte de diseño con las que deben contar estos perfiles de acero laminados en frío en determinados casos.
En el detalle técnico, se establece que en el caso de los aceros conformados en frío con una elongación mínima igual o superior al 10%, estos podrán ser utilizados “sin restricción” siempre y cuando la razón entre la tensión de rotura a la tracción (tensión máxima que un material es capaz de sostener), y la resistencia a la deformación inelástica (tensión de fluencia) sea mayor o igual que 1,08. A su vez, en el caso de aquellos materiales con una elongación menor a 3%, la norma determina que pueden ser utilizados únicamente “para configuraciones de alma múltiple como planchas de techo, de muro y de piso”, siempre que éstos se ajusten a los parámetros.
Pese a que desde el sector aseguran que el carácter obligatorio de la norma no significará un cambio abrupto para importadores y fabricantes, al mismo tiempo no descartan un leve aumento de costos para las empresas dedicadas a la construcción. Esto, en un escenario en el cual aún existen dificultades para acceder a los materiales que requiere la industria a causa de los problemas de abastecimiento y de aumento generalizado de los precios que ha provocado la crisis logística desatada con ocasión de la pandemia.
Evasión de las reglas
Según datos del ICHA, en 2021 el consumo aparente de acero anotó su máximo histórico con cerca de 3 millones 287 mil toneladas, con un aumento de 38,8% en comparación con el año anterior. Además, el consumo aparente de aceros largos (barras y perfiles) creció en un 23,3% respecto de 2020, por lo que desde el instituto ya proyectan un crecimiento definitivo de este índice en hasta un 4,8%.
En este marco de alta demanda, que desde el sector valoran el avance de la normativa, que al reemplazar la última versión que data de 2016, la moderniza como “una regulación más completa, profunda y clara que aumenta la seguridad estructural de las edificaciones de todo tipo”, señala Sergio Contreras, expresidente del ICHA y vicepresidente del Colegio de Ingenieros hasta 2020.
En esta línea, agrega que “es un gran aporte porque es la guía que tenemos los diseñadores estructurales para hacer nuestros diseños de forma segura”. Respecto de este último punto, Contreras indica que el texto marca un antes y un después en cuanto a “la evasión”, pues “hay gente que no toma la norma porque al no ser obligatoria, dicen ‘yo lo hago a mí manera’”.
Además destaca “el compromiso legal’’ con el consumidor final, ya que “alguien puede demandar tanto civil como penalmente por no cumplir con esa norma”.
Impacto económico
Todo cambio de este tipo implica algún impacto en los costos de las empresas detrás de un proyecto de construcción. Y si bien la mayoría de las empresas del rubro cumplen con las normas exigidas, aún existen algunas firmas que no adoptan las reglas por la falta de obligatoriedad pero que dentro de unos meses deberán cumplir al pie de la letra el nuevo marco para mantenerse en la industria, advierte Contreras.
En esta línea, Rodrigo Campos, gerente comercial de VH Manufactura de Tubos de Acero, sostiene que “a los distribuidores del país o comercializadores ya no les puede dar lo mismo cuál es el origen de los perfiles que comercializan”.
Si bien no descarta eventuales variaciones en el valor de los materiales, asegura que desde la empresa están “haciendo todos los esfuerzos para pagar estos aumentos de costo -que sí requieren inversiones iniciales muy potentes-, pero que esto no se transfiera al precio público”.
“En definitiva, aunque el precio subiese, el aumento en costo va a ser menor que el impacto positivo que (el documento) va a tener en la sociedad como un todo”, indica.
Contreras agrega que “el impacto económico no debiese ser tan grande” porque el nivel de ingeniería en Chile “es bastante bueno, y no es el caso de que hayamos hecho 0 y hoy tenemos que hacer todo”.
Diario Financiero, marzo 28 de 2022
Durante la tarde de ayer, Asimet hizo entrega al ministro de Economía, Nicolás Grau, de un documento titulado Estrategia Industrial para Chile, que incluye un diagnóstico del estado actual de la manufactura nacional, su comparación con la de países desarrollados y una batería de diez medidas clave para que este sector avance en competitividad.
Entre las iniciativas se propone redefinir la categorización de las pymes, duplicando los límites de ventas actuales, la depreciación de 150% sobre modernización de maquinaria manufacturera y productos tecnológicos, medidas antidumping que fortalezcan el cumplimiento de la normativa nacional y la creación de una subsecretaría de la Industria.
Otra de las medidas es fomentar la renovación de maquinaria y tecnología asociados a la industria 4.0. Se propone específicamente una depreciación de 150% sobre modernización de maquinaria manufacturera y productos tecnológicos asociados a la i4.0, para alentar la rápida adopción de actividades innovadoras y productivas en empresas manufactureras.
El presidente de Asimet, Dante Arrigoni, comentó que el país está en una oportunidad histórica para la industria chilena. «El crecimiento potencial de Chile es inferior al 2% y con eso no se va a poder cumplir ningún objetivo de recaudación ni tampoco se podrán hacer las transformaciones sociales para mejorar la calidad de vida de los chilenos”, señaló.
A lo que agregó que tanto la pandemia como la actual guerra en Ucrania han dejado de manifiesto la importancia que tiene para los países el poder contar con una industria manufacturera fuerte. «Estos escenarios no han hecho sino evidenciar la necesidad de bajar la dependencia a las importaciones, y para ello se necesitan políticas para la industria productiva que incentiven su desarrollo», dijo.
Fuente: El Mercurio, marzo 25 de 2022
Expertos analizaron cómo aplicar tanto la reducción de la jornada de trabajo como la idea de elevar el ingreso básico a $500 mil hacia el 2025, ambos ejes centrales del programa del Presidente Gabriel Boric.
A poco más de una semana desde el arribo oficial del nuevo Gobierno a La Moneda, dos son los proyectos que han protagonizado el debate en materia de empleo, tanto por las expectativas que generan en la ciudadanía, como por las dudas que surgen en torno a la aplicación de estos. Se trata de aquel que busca reducir, gradualmente, la jornada laboral en Chile de 45 a 40 horas y el reajuste del salario mínimo.
Ambas propuestas figuran como ejes centrales de la agenda del Presidente Gabriel Boric, sobre todo el segundo, puesto que el actual monto del ingreso básico expira el 1 de mayo, por lo que se espera que la iniciativa con el nuevo guarismo comience a ser analizada y discutida en el Parlamento durante el mes de abril.
Y si bien el objetivo es llegar a $500 mil al final de la administración –es decir, hacia 2025-, para el primer año el nuevo Ejecutivo fijó un primer escalón de subir el sueldo mínimo a $400 mil, lo que se traduce en un incremento del orden de 40%.
Así, además de enfatizar en la relevancia de sacar adelante ambas medidas, este lunes la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, comentó en Chilevisión que «la combinación de ambos proyectos hay que buscarla debidamente».
«Lo que tenemos que hacer desde el Gobierno, en conjunto con los parlamentarios, el mundo empresarial y con las y los trabajadores, es buscar cuál es esa combinación que nos permita avanzar y cuáles son esas gradualidades. Pero, sin duda, temerle a los cambios, resistir los cambios, la verdad que creo que es parte de lo que le ha hecho mal a nuestro sociedad», acotó.
Coincidente lo anterior, el ministro de Economía, Nicolás Grau, señaló la semana pasada que el avance del salario mínimo debe ir «en armonía con el desarrollo y el dinamismo de la economía, y en particular de las empresas más pequeñas».
Y es que estos debates se instalan no solamente en un contexto con bajas proyecciones de crecimiento –en torno a 2%- sino que también en un escenario en el cual la productividad ha ido retrocediendo.
Pese a que la sexta versión del Informe Anual de Productividad de la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad (CNEP) reveló que, de la mano con la reactivación impulsada por los apoyos sociales para enfrentar la pandemia, sumado a los retiros previsionales y la flexibilización de las condiciones sanitarias, el país logró aumentar su productividad en 2021 –con un alza entre 7,4 y 8,7%-, dejando atrás dos periodos contractivos consecutivos, las cifras del año pasado fueron impulsadas por «una economía sobrecalentada».
Al respecto, Paulo Cox, economista de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Talca, indicó que «el número de horas y el salario mínimo son discusiones pertinentes. La evidencia empírica no es conclusiva respecto al efecto del salario mínimo sobre el empleo, y tampoco lo es respecto a la reducción de la jornada laboral sobre la capacidad de producción de la economía».
«Ello depende, en este último caso, de las horas efectivas de producción en la actualidad, y del efecto que tendrían las horas adicionales de ocio sobre la calidad de vida de los trabajadores, y a causa de ello, sobre una mayor productividad», agregó.
No obstante lo anterior, a su juicio, «no es el momento para discutir estas reformas, y tampoco debiesen abordarse ambas conjuntamente, menos cuando no contamos con datos que sustenten que no tendrán efecto en la economía chilena. Por encima de eso, se puede entrar a un escenario de riesgo si es que la discusión de estas reformas tiene efectos sobre la incertidumbre general, lo que puede traducirse en un freno para la inversión».
Desde la otra vereda, el presidente de la CNEP, Raphael Bergoeing, comentó a Emol que «si bien en medio de una pandemia como esta hacer grandes reformas que pueden incrementar el costo del proceso productivo pueden significar que los que se ven perjudicados se vean perjudicados, también es cierto que estas son reformas que tienen que hacerse pensando en los desafíos estructurales de la economía, y no solamente en el día a día».
«Más que cerrar la puerta a la discusión, o simplemente decidir ex ante que no hay ninguna posibilidad de avanzar en esta dirección, lo que yo diría que primero hay que aprender de la experiencia internacional, y darse cuenta de que estos procesos como tienen ganadores y perdedores en el corto plazo, tienen que tratar de implementarse primero haciendo varias políticas al mismo tiempo para que se hagan cargo de mitigar los costos», subrayó.
Gradualidad y mitigación
Consultado por mecanismos para conjugar ambas iniciativas con la productividad, el director del Observatorio del Contexto Económico (Ocec) de la Universidad Diego Portales, Juan Bravo, resaltó que, como se está proponiendo un alza de 14% del ingreso básico en un periodo de cuatro meses, considerando que el monto actual de $350 mil empezó a regir a partir del 1 de enero de este año, «según la Encuesta de Expectativas Económicas (EEE) del Central, en ese periodo de tiempo la inflación acumulada andaría en 2,8%, entonces, si a ese 14,5% le restas el 2,8%, te da un incremento en términos reales del salario de 11,5%. Es muy difícil, por no decir imposible, que la productividad laboral crezca el 11,5%».
Es más, acusó que en «en periodos tan breves de tiempo, lo más probable es que la productividad laboral no crezca casi nada, o crezca muy poco. Entonces por eso lo que se espera, y por eso es que se ha alertado bastante, es que esto generaría un daño sobre la creación de empleo asalariado formal en el sector privado, particularmente en los sectores de jóvenes y las personas con menores niveles educacionales».
Así las cosas, el economista puntualizó en, al menos en el corto plazo, «resolver el problema social que genera el salario mínimo, tiene que ver con, a mí juicio, reajustar el salario mínimo en base a inflación más crecimiento de la productividad laboral, y eso complementarlo con una mejora radical al subsidio del Ingreso Mínimo Garantizado, que corrija por cargas familiares y que el monto del subsidio sea tal que la fórmula de cálculo permita siempre asegurar que se supere la línea de la pobreza».
Asimismo, remarcó «hay que empezar desde ya a implementar ese tipo de reformas estructurales, eso es clave, porque eso mismo daría buenas señales de que hay una intención de mejorar los problemas estructurales y que las promesas de campaña se realicen de una manera tal que minimicen los impactos negativos que esto pueda tener en el empleo».
En ese sentido, Bergoeing sostuvo que, bajo el contexto actual, «es particularmente importante la gradualidad y el complemento de políticas en un momento de bajo crecimiento como el que está enfrenando el mundo y Chile en particular».
«Es particularmente importante la gradualidad y el complemento de políticas en un momento de bajo crecimiento como el que está enfrenando el mundo y Chile en particular»
Raphael Bergoeing, presidente de la CENP
Y ejemplificó «tú podrías hacer una reducción no de las 5 horas, pero de menor cuantía en un primer momento, esperar y luego al año evaluar qué impacto tuvo, en qué tipo de trabajadores, y en qué tipo de sectores, para ir calibrando la necesidad de tener otras herramientas que vayan suavizando los efectos negativos, y permitan que el sector productivo se vaya adaptando a esta nueva realidad».
Pero, ¿cómo mejorar la productividad? Según el titular de la CNEP, considerando las habilidades laborales y los niveles de educación técnico-profesional en el país, lo fundamental es «mejorar la capacidad de ser más productivo y adaptarse para aprovechar las tecnologías a favor del trabajo, y no para ser sustituido, sino que para complementar a las personas con las máquinas es la capacitación, y la capacitación es un tema que tiene que ser permanente».
De hecho, Cox mencionó que, dado que esta se explica por la acumulación del capital humano y la innovación tecnológica, en el corto plazo se podría impulsar «importando nuevas tecnologías y formas de uso del capital físico y humano. Para ello es clave el esfuerzo que se hace desde la inversión».
Fuente: Emol economía, marzo 22 de 2022
Con todo, el instituto emisor revisó a la baja el dato, dado que en febrero había informado un crecimiento preliminar del PIB de 12% el año pasado
El Banco Central entregó este viernes el crecimiento oficial del Producto Interno Bruto (PIB) chileno en 2021, confirmando un histórica alza, aunque ajustando levemente a la baja el dato preliminar que exponía una expansión económica de 12% el año pasado.
Según el Informe de Cuentas Nacionales del cuarto trimestre de 2021 dado a conocer esta mañana, la economía chilena anotó un crecimiento anual de 11,7%, manteniéndose como la mayor alza en casi 30 años, desde 1992 cuando registró una expansión de 12,3%.
«Este crecimiento fue reflejo de la apertura gradual de la economía y de una mayor adaptación de los hogares y empresas al contexto sanitario y su evolución durante el año», apuntó el informe. «Adicionalmente, se observó un aumento en la demanda interna explicado en parte por las medidas económicas de apoyo a los hogares y empresas y a los retiros parciales de los fondos previsionales», agregó.
En 2021 se registró un día hábil menos que en 2020 y el efecto calendario fue de -0,1 puntos porcentuales.
Por su parte, las cifras ajustadas estacionalmente respecto del trimestre anterior, mostraron tasas positivas durante todo el año, siendo el primer y tercer trimestre los más dinámicos (3,4 y 4,5%, respectivamente).
En tanto, el último cuarto registró un crecimiento de 1,8%.
«Desde la perspectiva del origen, todas las actividades exhibieron cifras positivas con la excepción de minería. Las actividades de mayor incidencia al crecimiento del PIB fueron el comercio y los servicios personales, sectores particularmente favorecidos por la mayor apertura de la economía y el aumento de la demanda. Asimismo, destacaron por su crecimiento las actividades de restaurantes y hoteles, construcción y transporte», añadió el texto.
Mientras que, desde la perspectiva del gasto, «la demanda interna se mantuvo dinámica durante todo el año impulsada por el desempeño del consumo de hogares; la inversión también contribuyó al resultado, exhibiendo una recuperación el 2021», señaló el instituto emisor.
Además, la entidad presidida por Rosanna Costa expuso que el crecimiento del consumo fue en gran parte explicado por un «mayor gasto en servicios -restaurantes y hoteles y salud- y en bienes no durables -vestuario y alimentos-«.
Con relación al comercio exterior, «las importaciones aumentaron y las exportaciones retrocedieron, teniendo como resultado un deterioro de las exportaciones netas», indicó, agregando que «el ingreso nacional bruto disponible real (INBDR) creció 15,9%, aumento mayor a lo observado en el PIB, explicado por una mejora en los términos de intercambio».
A su vez, el ahorro bruto total ascendió a 25,3% del PIB en términos nominales, «compuesto por un ahorro nacional de 18,8% del PIB y un ahorro externo de 6,6% del PIB, correspondiente al déficit en cuenta corriente de la Balanza de Pagos».
Por último, el informe precisó que también se reestimaron las cifras de crecimiento de 2019 y 2020. Así, el PIB se revisó dos décimas a la baja en ambos años, ubicándose en 0,8% en 2019 y -6,0% en 2020. Y en 2021, «el PIB se revisó tres décimas a la baja con relación al cierre preliminar del Imacec (de 12% a 11,7%)», finalizó.
Fuente: Emol economía, marzo 18 de 2022
Un crecimiento de un 7,3% registró durante 2021 el sector metalúrgico metalmecánico que permitió revertir la caída del ejercicio anterior que había sido de -3,9%, aunque este crecimiento fue menor al del país que alcanzó un rango del orden del 12% en igual período.
Así lo señala ASIMET en su balance anual del 2021, en el cual el presidente del gremio, Dante Arrigoni, destacó que si bien este crecimiento revierte la caída de 2020 que fue de un -3,9%, las proyecciones para el 2022 son menos optimistas. Afirmó que la expansión de la industria metalúrgica metalmecánica superó al de la industria manufacturera en su conjunto, que logró un crecimiento de 5,2%.
Dante Arrigoni precisó que en diciembre pasado el sector registró un aumento de 6,9%, y que de los 9 subsectores que componen la industria metalúrgica metalmecánica, siete alcanzaron cifras positivas y solo dos subsectores tuvieron un desempeño negativo en el 2021.
El dirigente empresarial agregó que en la actual situación del país se debe proyectar un crecimiento más moderado para el 2022 en torno al 2% o 3%, que se sustenta en los proyectos que actualmente se encuentran en ejecución, y a la espera de conocer las nuevas políticas que impulsará el gobierno que asumirá en marzo próximo, en lo que se refiere a inversión pública e infraestructura.
El presidente de ASIMET alertó sobre la necesidad de que desde el Gobierno se impulse una estrategia industrial que, a través de alianzas público-privadas, logre impactar positivamente la actividad en el sector manufacturero. “Como directorio de ASIMET tuvimos oportunidad de reunirnos con el designado ministro de Economía, Nicolás Grau, a quien le entregamos un estudio sobre la reindustrialización, avanzar en la economía verde y la sustentabilidad”, dijo Arrigoni.
Actividad por subsectores
El informe de ASIMET analiza la actividad por subsectores. La fabricación de otros productos elaborados de meta y las actividades de servicios de trabajo de metales fue el que mostró el mejor desempeño durante el 2021, al registrar un crecimiento acumulado de 7,5%, aportando 1,9 puntos porcentuales de crecimiento al sector, que se explica principalmente por la ejecución de nuevos proyectos de mayor tamaño en empresas del rubro.
Como contrapartida los subsectores de fabricación de productos metálicos para uso estructural, tanques, depósitos, recipientes de metal y generadores de vapor y fabricación de maquinaria de uso especial, fueron los dos únicos que tuvieron un retroceso restando 0,6 y 0,2 pp de crecimiento al sector.
Exportaciones e importaciones M/M
En cuanto a exportaciones de productos de la industria metalúrgica metalmecánica los principales mercados de destino fueron Perú, Brasil, Estados Unidos y Argentina. Estos cuatro países concentraron el 57,8% de las ventas del rubro en el mercado internacional, el mercado americano representó el 80,7% de las ventas al exterior.
Las exportaciones del sector durante el año 2021 totalizaron los US$ FOB 2.317,9 millones, lo que representó un aumento de 18,2% respecto del año anterior. Los principales productos con valor agregado exportados durante el año pasado fueron alambre de cobre, barras y perfiles de aceros aleados, barras huecas para perforación y cajas de cambio para vehículos.
En tanto que las importaciones alcanzaron durante 2021 una cifra récord ascendiendo a los US$ CIF 34.641,3 millones, este es el valor más alto desde que se tenga registro. Lo anterior significó un aumento de 55,3% en comparación a lo registrado el 2020.
China es el principal país de origen de las importaciones, con un registro de US$ CIF 14.125,1 millones, lo que representa el 40,8% del total; le siguen Estados Unidos con US$ CIF 3.897,9 millones y Brasil con US$ CIF 2.272,5 millones con una participación de 11,3% y 6,6% respectivamente.
ASIMET, febrero 04 de 2022
Ante esta situación, algunas de las firmas encuestadas por el Banco Central señalaron que han ido mejorando su eficiencia y automatizado sus procesos para «desarrollar sus actividades con una menor dotación de forma permanente».
Su primer Informe de Percepciones de Negocios de 2022, fue el que entregó esta mañana el Banco Central, en el que las empresas consultadas -alrededor de 70- no reportaron sorpresas significativas para sus negocios durante el último trimestre.
Así, la mayoría de las firmas opinó que la demanda interna se mantiene robusta, aunque ha dejado de aumentar con la misma fuera que en trimestres anteriores. Eso sí, un caso aparte es el rubro inmobiliario, cuyas ventas se han desacelerado en los últimos meses, lo que asocian a las mayores restricciones financieras que se han visto a partir de la segunda mitad del año pasado.
Por otra parte, las empresas siguen resaltando la relevancia de las presiones de costos que están enfrentando, e indican que este es uno de los principales factores tras el aumento de sus precios.
Según el informe, los entrevistadores señalaron que «los problemas de abastecimiento y disponibilidad de insumos permanecen, aunque algunos informan que se aprecia una leve mejora en la disponibilidad de insumos. En las entrevistas se recoge que gran parte de las empresas ha traspasado a precios parte de los mayores costos».
Y si bien se anticipa que los costos continuarán al alzas -principalmente porque la pandemia seguirá generando dificultades-, «las empresas estiman que su velocidad de aumento será menor durante los próximos tres meses». Por ello, los entrevistados esperan seguir traspasando el alza de sus costos a precios de venta, aunque dicen que lo harán con menor fuerza hacia adelante.
Asimismo, la mayoría de los encuestados cree que la inflación se mantendrá elevada en el 2022, debido a que los costos no cederán este año. Sin embargo, también estiman que hacia el 2023 se observaría una reducción de la inflación. Con todo, aseguraron que el aumento de la inflación -que terminó 2021 con una potente alza acumulada de 7,2%-«no ha provocado mayores cambios en el comportamiento de los negocios, aunque destacan un adelantamiento del alza de los precios de venta y un retraso en las contrataciones y reajustes salariales en el año 2022″.
Continúa la escasez de mano de obra
En cuanto a la mano de obra, las compañías continúan reportando dificultad para llenar vacantes disponibles, «pues la cantidad de personas que busca trabajo sigue siendo baja», principalmente para las firmas ligadas a la agricultura, construcción y turismo.
Para combatir aquello, las empresas han tomado diversas decisiones, siendo la principal el aumento de sueldos. «Más de la mitad de las empresas encuestadas señala que ha tomado esta decisión, seguido de la ampliación a más fuentes de búsqueda para los procesos de selección», apuntó el informe, mientras que solo «una parte menor indica que simplemente ha decidido no contratar».
«Los entrevistados mencionan alzas relevantes de los salarios en la segunda mitad del año pasado«, agregó. Asimismo, ante la persistente dificultad para contratar nuevos trabajadores, varios entrevistados señalan que «han ido mejorado la eficiencia y/o automatizando sus procesos, lo que les permitirá desarrollar sus actividades con una menor dotación de forma permanente».
«Otro grupo de entrevistados estima que la escasez de mano de obra podría ceder en adelante, cuando se extinga la liquidez remanente de las medidas de apoyo a los hogares. Otros opinan que la evolución de la oferta de trabajo dependerá de las políticas que adopte el nuevo gobierno en este tema. De todos modos, algunos entrevistados no esperan grandes cambios en la disponibilidad de mano de obra en el mediano plazo, aduciendo un cambio estructural en la economía», añadió.
La incertidumbre ha bajado
Por otro lado, los consultados por el Banco Central perciben que el nivel de incertidumbre sigue siendo importante, «pero se ha reducido algo respecto de fines del 2021″.
En el Informe de noviembre, recordó el instituto emisor, varios entrevistados destacaron que percibían un escenario de alta incertidumbre y tenían expectativas de una caída significativa de su actividad en el 2022. «Las entrevistas realizadas en este informe apuntan a un escenario relativamente más estable», aunque para algunos » la evolución de la pandemia ha vuelto a ser un tema de preocupación en las últimas semanas».
No obstante, no anticipan que el alza de los contagios vuelva a afectar los negocios en la misma magnitud que lo hizo durante los momentos más álgidos. «En este contexto, la percepción de las empresas sobre su desempeño futuro apunta hacia una relativa estabilidad respecto de sus niveles promedio e incluso una mejoría respecto de su situación actual», acotó el documento.
Con todo, las empresas indicaron que los proyectos de inversión se mantuvieron o recortaron para el mediano plazo, pues, si bien la incertidumbre ha ido cediendo, se está a la espera de definiciones más concretas en el plano político-legislativo para emprender proyectos más grandes.
«Los consultados señalan que el 2022 se anticipa con pocas iniciativas nuevas y los proyectos actuales están destinados mayormente a la automatización, al cumplimiento de la normativa ambiental y al reemplazo de maquinaria. Algunos entrevistados dan cuenta que suspendieron sus proyectos de más mediano plazo, privilegiando inversiones fuera del país», concluyó.
Fuente: Emol economía, febrero 03 de 2022
Según el Informe de Percepciones de Negocios (IPN) del Banco Central, si bien la incertidumbre ha ido cediendo con el inicio de año, aún están a la espera de definiciones políticas y legislativas más concretas.
Con una leve mejora en las perspectivas que se refleja en que la incertidumbre entre los empresarios “se ha reducido algo respecto de fines del 2021”, el Informe de Percepciones de Negocios que publicó hoy jueves el Banco Central constata que las inversiones se mantendrán congeladas.
¿La razón? están a la espera de definiciones políticas y legislativas más concretas. Las entrevistas realizadas entre el 6 y el 25 de enero -alrededor de 70- apuntan a un escenario relativamente más estable en comparación con el informe anterior.
Así, si bien una parte ve con preocupación el aumento de contagios y hay quienes esperan que el impulso de la economía decaiga hacia el segundo semestre, ellos no anticipan que el desarrollo de la pandemia vuelva a afectar los negocios en la misma magnitud que lo hizo durante los momentos más álgidos de la pandemia.
En este contexto, destaca el reporte, la percepción de las empresas sobre su desempeño futuro apunta hacia una relativa estabilidad respecto de sus niveles promedio e incluso una mejoría respecto de su situación actual.
Para el mediano plazo los proyectos de inversión se mantuvieron o recortaron. El motivo, según el análisis del Banco Central, es que aun cuando la incertidumbre ha ido cediendo, los empresarios están a a la espera de definiciones más concretas en el plano político-legislativo para emprender proyectos más grandes.
Con esto para 2022 se espera que habrá “pocas iniciativas nuevas y los proyectos actuales están destinados mayormente a la automatización, al cumplimiento de la normativa ambiental y al reemplazo de maquinaria”. De hecho, “algunos entrevistados dan cuenta que suspendieron sus proyectos de más mediano plazo, privilegiando inversiones fuera del país», señala el informe.
La inflación y el aumento de los costos
Una inflación «muy por sobre lo normal”, es lo que prevén la mayoría de las compañías para este año (57,8%), lo que en su análisis creen que irá disminuyendo en 2023 en la medida que las señales de enfriamiento de la economía hagan disminuir la velocidad de aumento de precios.
En lo inmediato continuará la presión sobre los costos, aunque su velocidad de aumento será menor durante los próximos tres meses. Esto ya ha dañado los márgenes de ganancias de las ventas, por lo que aumentarán los precios finales hacia los consumidores.
“Pese a la estabilización de los costos, el deterioro acumulado de los márgenes hace que las empresas prevean nuevos aumentos de sus precios de venta para compensarlos”, señala el informe.
Impacto en el empleo
El aumento de la inflación no ha provocado mayores cambios en el comportamiento de los negocios, según exhibe el informe, aunque destaca que los entrevistados consideran un adelantamiento del alza de los precios de venta, un retraso en las contrataciones y en los reajustes salariales en el año 2022.
De acuerdo con la encuesta realizada en modalidad online entre el 17 y el 31 de enero (se recibiendo 707 respuestas válidas) las empresas informan que continúan teniendo problemas para llenar las vacantes disponibles (88,14%).
Las compañías que han registrado mayores problemas son las que están vinculadas a la agricultura, construcción y turismo. En cuanto al tipo de puestos de trabajo, “buena parte de los entrevistados indican una mayor dificultad para contratar personal de menor calificación, lo que se ha hecho más presente debido a la mayor demanda laboral durante el período estival”, señala el análisis.
Además, varias empresas también advierten algunas dificultades para reclutar colaboradores de mayor calificación, en especial en cargos esenciales para el funcionamiento de las empresas. De acuerdo con varios entrevistados, la falta de mano de obra ha llevado a una menor oferta de servicios —como en el turismo— o una menor actividad —como en la construcción y la industria.
En todo caso, gran parte de las empresas indica que su dotación no ha sufrido mayores cambios respecto de un año atrás o de tres meses atrás.
De las acciones que han adoptado las firmas para adecuarse a esta situación destaca que el 54,7% ha ofrecido mayores sueldos y el 42.5% ha mejorado la búsqueda.
En el escenario financiero el reporte destaca que la mayoría de las empresas indica que no ha solicitado créditos en los últimos meses: “Algunos entrevistados indican que esta falta de necesidad de financiamiento responde a la alta liquidez con que cuentan, por las buenas ventas logradas en el 2021”.
Fuente: Diario Financiero, febrero 03 de 2022
Empresas reducen exigencias de años de experiencia y buscan mejorar sueldos para atraer trabajadores
Según mostró el informe SABE, en diciembre de 2021 sólo hubo un 48% de los interesados en un empleo que había en marzo de 2020, antes de la pandemia.
La cantidad de postulantes online a nuevos empleos ha caído en forma notoria y las empresas están tomando medidas para revertir dicha situación. De acuerdo al último informe del Sistema de Análisis de Bolsas de Empleo (SABE), en diciembre hubo 323.071 interesados activos en encontrar trabajo, los cuales realizaron 705.606 postulaciones.
Estas cifras son levemente menores a las registradas en noviembre, con caídas de 2,7% y 0,01%, respectivamente. Pero comparado con marzo de 2020, se observan descensos aún mayores. De hecho, los postulantes son un 48% de lo que existía en marzo de 2020 y las postulaciones un 46%.
Según el informe, que se elabora al alero del Observatorio Laboral del Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (Sence) y con el apoyo de investigadores de la Universidad de Chile y la UDP-, a nivel general se constata que las empresas están realizando menores requerimientos de experiencia que hace doce meses para atraer nuevos trabajadores.
A modo de ejemplo, en el grupo de profesionales de nivel alto se ha reducido la exigencia promedio en alrededor de 0,9 años, mientras que en el de los técnicos de nivel medio, trabajadores de oficina, servicios y ventas, y trabajadores no calificados lo han hecho en 0,1 años.
Solamente el grupo de operadores y montadores aumentó la trayectoria requerida promedio en 0,1 años.
La experiencia requerida para un determinado puesto no es la única medida que han implementado las empresas para atraer postulantes. Las ofertas también han mejorado las remuneraciones.
Así, es posible destacar el crecimiento de salarios de los trabajadores no calificados (17%), los profesionales de nivel medio (14,1%) y los oficinistas, operarios y otros (12,4%).
En el caso de los vendedores y asistentes de venta en tiendas, almacenes y puestos de mercado, la mediana de salarios pasó de $ 350.00 a $ 420.000, es decir, un alza de 20%. De acuerdo al informe, para casi todas las ocupaciones observadas el crecimiento observado de las remuneraciones suele ser mayor al 8,3%.
¿Y los avisos?
Respecto a los avisos y vacantes, el informe indicó que en diciembre se publicaron 88.789 avisos laborales, correspondientes a 250.365 vacantes.
Si bien las cifras son altas, de acuerdo al documento la demanda de empleo es menor a la de noviembre, en el cual hubo 121.282 avisos (disminución del 26,8%) y 301.810 vacantes (caída del 17%). El 59% de esta demanda se sitúa en la región Metropolitana.
Con todo, la cantidad de avisos es 2,4 veces lo que era en el primer mes de la pandemia en Chile (36.711 en marzo de 2020) y la de vacantes es 2,5 veces (118.883).
El reporte, además, revela que hay un aumento transversal en la demanda de trabajadores en todos los grandes grupos ocupacionales, especialmente en los trabajadores de oficina y directivos y administrativos.
Entre las ocupaciones más frecuentes también hay un gran crecimiento: empleados de centros de llamada (aumento de 254% de vacantes en 12 meses), encargados de abastecimiento e inventarios (152%), entre otras.
¿Qué está pasando?
La baja cantidad de postulantes para el director de SABE, Benjamín Villena, se relaciona a que hoy las personas tienen otras expectativas en torno a un puesto de trabajo.
«Personas que antes trabajaban decidieron quedarse en la casa y hacer otras cosas, también muchos se cuestionan los tiempos de traslado. La verdad es que es bien complejo saber cómo va a evolucionar esto en el futuro», dice.
A su juicio, lo relevante es «que por el lado de los avisos y vacantes éstas tienen que ajustarse más en términos de ofrecer elementos más atractivos dentro de los avisos, no solo mejores salarios, sino también mejores condiciones, teletrabajo, etc».
Para el director nacional del Sence, Ricardo Ruiz De Viñaspre, la caída de postulantes obedece, principalmente, a dos factores: en primer lugar, el IFE Universal seguía vigente durante diciembre de 2021, como fuente de ingresos alternativa a las rentas laborales; y, segundo lugar, en diciembre finaliza el período escolar y preescolar, una dificultad a la hora de compatibilizar las labores de cuidado de los hijos con el trabajo, especialmente en contexto de pandemia, en que la red de asistencia (ya sea formales o informales) se ha vuelto más precaria e inestable.
Fuente: Diario Financiero, febrero 03 de 2022
Se trata del noveno mes consecutivo en que la economía chilena anota un crecimiento de dos dígitos.
La economía chilena logró su noveno mes consecutivo de crecimiento en dos dígitos en diciembre y anotó un alza de 10,1%. Con esto, el PIB nacional habría cerrado 2021 registrando una expansión anual de 12%, la mayor desde 1992 (12,3%).
Las cifras, informadas esta mañana por el Banco Central por medio del Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec), están en línea a lo que esperaba el mercado.
En tanto, el instituto emisor señaló que «la serie desestacionalizada cayó 0,4% respecto del mes precedente y aumentó 10,2% en doce meses». El mes registró un día hábil más que diciembre de 2020
Todos los componentes del Imacec crecieron respecto al mismo periodo del año anterior, destacando la contribución de las actividades de servicios y, en menor medida, del comercio.
Este resultado, añadió la entidad, se explicó, en parte, por la mayor apertura de la economía, las medidas de apoyo a los hogares y los retiros parciales de los fondos previsionales.
Por su parte, la caída del Imacec desestacionalizado fue explicada por el desempeño de la minería, efecto que fue parcialmente compensado por el aumento de los servicios.
Análisis del Imacec por actividad
En su análisis por actividad, el Banco Central señaló que la producción de bienes mostró un aumento de 3,3% en doce meses, «explicado por la agrupación resto de bienes, que creció 5,9%, asociado al desempeño de la construcción. La industria manufacturera y la minería también aportaron al resultado, con crecimientos de 4,3% y 1,5%, respectivamente».
En términos desestacionalizados, la producción de bienes cayó 1,8% respecto del mes anterior. «Este resultado fue determinado, principalmente, por la caída de la minería, efecto parcialmente compensado por el aumento del resto de bienes», añadió.
El comercio, por su parte, registró un crecimiento anual de 14,8% en diciembre, impulsado por todos sus componentes. Destacaron las ventas mayoristas de materias primas, alimentos, bebidas y tabaco, y maquinaria y equipo, y las ventas minoristas de vestuario, calzado y equipamiento doméstico. En tanto, cifras desestacionalizadas apuntaron una caída de 1,4% respecto del mes precedente.
Por último, los servicios crecieron 12,6% en el último mes de 2021, explicado principalmente por el desempeño de los servicios empresariales, seguidos por los personales, en particular de salud. En menor medida, el transporte y los restaurantes y hoteles también contribuyeron al resultado.
«Acorde con cifras ajustadas por estacionalidad, las actividades de servicios crecieron 1,4% respecto del mes anterior», finalizó.
Fuente: Emol economía, febrero 01 de 2022
Según informó el INE, se crearon 120 mil puestos de trabajo en el último mes del año y se ha recuperado el 77,5% de los empleos destruidos producto de la pandemia.
El desempleo en Chile sigue cayendo y en el trimestre móvil octubre-diciembre de 2021 bajó hasta 7,2%, cerrando así el año en su tasa más baja desde el último trimestre de 2019 cuando anotó 7,1%.
«Es la octava disminución anual consecutiva en la tasa de desocupación», destacó el subdirector técnico del INE, Leonardo González. La cifra informada por el este estadístico este lunes se encuentra en línea con lo esperado por el mercado.
El número significó un descenso de 3,1 puntos porcentuales (pp.) en doce meses, producto del alza de la fuerza de trabajo (4,5%), menor a la presentada por las personas ocupadas (8,1%).
Por su parte, las personas desocupadas disminuyeron 26,9% en doce meses, incididos por quienes se encontraban cesantes (-27,8%) y aquellos que buscan trabajo por primera vez (-18,3%).
Según sexo, la tasa de desocupación de mujeres se situó en 7,4%, y la de hombres en 7,1% decreciendo en doce meses 3,5 pp. y 2,7 pp., respectivamente.
Además, en dicho trimestre móvil, se crearon 119.930 empleos respecto al trimestre anterior. Con ajuste estacional, precisó González, la cifra de puestos de trabajo recuperados trimestralmente es de 49.625.
Por otra parte, desde el peor momento de la pandemia, se han recuperado 1 millón 436 mil empleos, equivalente al 77,5% de los trabajos destruidos. La recuperación es del 81,8% para hombres y de 73,1% para mujeres.
Mientras que la recuperación de las ocupaciones formales es del 80,1%, mientras que la cifra de trabajos informales recuperados asciende a 94,5%.
«Las variaciones trimestrales que estamos observando son las más altas del último año, si seguimos a este ritmo estimamos que prontamente podamos recuperar todas las ocupaciones que se perdieron en el peor momento de la pandemia», subrayó González.
Eso sí, acotó que «todavía falta que se recupere tanto tasa de participación como de ocupación. Hemos venido observando sistemáticamente un aumento de estas tasas, pero aún no observamos los niveles de periodos previos a la pandemia». La tasa de ocupación terminó 2021 en 54,3%, mientras que la de participación en la fuerza de trabajo culminó en 58,5%.
En 12 meses, las personas ocupadas tuvieron un aumento de 8,1%, incidida tanto por las mujeres (11,7%) como por los hombres (5,7%). Por su parte, los ocupados ausentes, que representaron el 5,8% del total de la población ocupada, decrecieron 22,4%, equivalente a 144.398 personas.
La expansión de los ocupados fue influida por construcción (22,2%), comercio (8,5%) y alojamiento y servicio de comidas (30,9%), en tanto, por categoría ocupacional, el alza fue liderada por personas asalariadas formales (6,3%), trabajadoras por cuenta propia (16,7%) y personas empleadoras (20,5%).
La tasa de ocupación informal se situó en 28,3% con un incremento de 1,3 pp. en doce meses. Asimismo, las personas ocupadas informales aumentaron 13,3%, incididos tanto por las mujeres (21,9%) como por los hombres (7,4%) y por personas trabajadoras por cuenta propia (23,5%) y personal de servicio doméstico (39,5%).
Fuente: Diario Financiero, enero 31 de 2021