El instituto emisor publicó esta mañana su último IPoM del año, en el que subió su estimación para este año y apuesta por una expansión económica de entre 11,5% y 12%.
El Banco Central publicó esta mañana su último Informe de Política Monetaria (IPoM) del año, el cual cuenta con un cariz especial al exponer sus más recientes proyecciones respecto al duro panorama económico que deberá enfrentar la instalación del próximo gobierno y a solo cuatro días de la segunda vuelta presidencial entre Gabriel Boric y José Antonio Kast.
Entre los datos que causaban mayor expectación en el mercado eran los ajustes que haría la entidad presida por Mario Marcel a sus estimaciones de crecimiento económico para los años venideros, dada la alta dispersión en las apuestas de los analistas.
Respecto a este año, el ente rector destacó que la economía nacional ha mantenido una senda de fuerte expansión, liderada por el consumo privado. Con esto, el crecimiento de 2021 superaría lo previsto en el IPoM de septiembre, cerrando el año con niveles significativamente superiores a los previos a la crisis.
En el informe se estima que la actividad se expandirá entre 11,5% y 12% este año (entre 10,5% y 11,5% estimado en septiembre). Lo anterior, reflejo del «mayor dinamismo de la actividad y del gasto, con revisiones importantes en el consumo privado y la inversión en maquinaria y equipos».
Eso sí, para los próximos años, el central mantuvo su pronóstico del inicio de una fuerte desaceleración. En ese sentido, no hubo cambios en su estimación de crecimiento para 2022 respecto a lo que esperaba en septiembre: pronóstica una expansión de entre 1,5% y 2,5%.
Para 2023, en tanto, la visión es más pesimista, ya que el instituto emisor ve que la actividad crecerá entre 0% y 1%, menor al rango de entre 1%% y 2% esperado hace tres meses. Al respecto, se advirtió que «en esta trayectoria es posible que se registren tasas de variación trimestral desestacionalizada negativas, aunque el nivel de actividad que alcanzará la economía al final del período de proyección será muy similar al que se preveía en los Informes de junio y septiembre».
«La elevada base de comparación, la extinción de las transferencias fiscales directas, la utilización de la liquidez acumulada en los últimos trimestres, la mayor estrechez de las condiciones financieras y la la acción de la política monetaria, llevará a una contracción del consumo privado en los próximos dos años. En el escenario central, este caerá 0,2% el 2022 y 1,5% el 2023, explicado por una reducción sustancial del consumo de bienes durables luego de su fuerte acumulación durante el 2021″, agregó el informe.
En materia de inversión, el IPoM destacó que la Formación Bruta de Capital Fijo tendrá un débil desempeño en el próximo bienio, como producto del deterioro de sus determinantes fundamentales. Intervienen en ello las condiciones financieras más estrechas, derivadas de los cambios estructurales que se han producido en el mercado de capitales local producto de los retiros previsionales; la persistencia de una mayor incertidumbre y el aumento del costo de bienes de capital importados como producto de la depreciación del peso.
El escenario central supone que la inversión se reducirá 2,2% en 2022, para luego aumentar marginalmente en 2023.
Inflación
Sobre la preocupante alta inflación que afecta al país, el Banco Central proyecta que la inflación total se mantendrá en torno a 7% «por algunos meses», para luego «comenzar a descender hasta ubicarse en 3% dentro del horizonte de política de dos años».
«En el corto plazo, la proyección se revisa al alza respecto de septiembre (5,7%) respondiendo al sostenido dinamismo de la actividad y el gasto, la depreciación adicional del peso, el aumento ya registrado de los precios de la energía, las sorpresas de inflación al alza de los últimos meses y el efecto de la indexación. Para la inflación subyacente, se prevé que, hacia el primer semestre del 2022, alcanzará valores superiores a 6%, impulsado por la indexación y el traspaso de la depreciación cambiaria», añadió.
Para la entidad, hacia el mediano plazo, un supuesto clave para la convergencia de la inflación a la meta es «la resolución de los desequilibrios que presenta la economía chilena».
«En el corto plazo, la proyección (de inflación) se revisa al alza respecto de septiembre (5,7%) respondiendo al sostenido dinamismo de la actividad y el gasto, la depreciación adicional del peso, el aumento ya registrado de los precios de la energía, las sorpresas de inflación al alza de los últimos meses y el efecto de la indexación».
Banco Central
En el escenario central estimado, la brecha se cerrará paulatinamente a partir del primer trimestre del 2022, retornando a niveles en torno a cero entre fines del 2022 y comienzos del 2023. «Este movimiento supone el término de los programas masivos de transferencias del Fisco motivados por la emergencia sanitaria, así como de los retiros extraordinarios de los fondos de pensiones».
«Este escenario también incluye una política monetaria más restrictiva y supone un retorno de las expectativas de inflación a dos años plazo a la meta de 3%. Aun así, el escenario central mantiene niveles de incertidumbre por sobre los históricos, lo que incide especialmente sobre la inversión y la creación de empleos», acotó.
Tasa de interés
En su reunión de ayer, el Consejo del Banco Central decidió replicar la decisión de octubre y concretar una nueva e histórica alza de 125 puntos base a la tasa de interés para controlar la escalada inflacionaria, completando así la fase de retiro del impulso monetario expansivo que estuvo vigente durante más de dos años.
En el IPoM, la institución sostuvo que «en un escenario donde las expectativas de inflación se mantengan elevadas y dificulten la convergencia de la inflación en el horizonte de política serán necesarias mayores alzas de la TPM (Tasa de Política Monetaria) en el corto plazo».
Así, señaló que el «Consejo estima que la TPM seguirá aumentando en el corto plazo, para ubicarse por sobre su nivel neutral nominal -aquel que es coherente con la meta de inflación de 3%- durante gran parte del horizonte de política monetaria».
«Con ello la brecha de actividad se cerrará gradualmente, colaborando a que la dinámica inflacionaria reciente no tenga un impacto persistente sobre el proceso de formación de precios», añadió.
Además, el banco desestimó las expectativas de algunos agentes del mercado que esperan que la inflación se ubique por sobre 3% en los próximos dos años. «Hasta ahora, no hay evidencia de que esto esté influyendo sobre la dinámica de la inflación, lo que, unido a la significativa desaceleración prevista para la economía y una política monetaria que responde a los cambios de escenario, es suficiente para garantizar la convergencia de la inflación dentro de los próximos dos años», dijo.
Escenarios de sensibilidad y riesgos
Respecto a los riesgos que dio cuenta de los escenarios de sensibilidad y riesgos en la economía chilena. En primer lugar, según el informe, existen escenarios donde la evolución del gasto interno podría dar paso a trayectorias que lleven la TPM en direcciones opuestas, marcando los límites inferior y superior del corredor de TPM.
Por un lado, se señala que el ajuste del consumo privado desde sus elevados niveles actuales podría tardar más que lo previsto o ser menos intenso, lo que retardaría el cierre de la brecha de actividad generando presiones inflacionarias adicionales. «Un escenario de este tipo requeriría de una política monetaria más contractiva».
Por otro lado, continuó, «tampoco puede descartarse un escenario en que la persistente incertidumbre que ha afectado a la economía chilena en los últimos trimestres provoque un efecto más negativo que el anticipado en el consumo y la inversión. En esta situación, las presiones inflacionarias de mediano plazo se reducirían, llevando a una política monetaria que retornaría más rápido a niveles en torno a la neutral».
De acuerdo con el Informe, a nivel local, el principal riesgo sigue siendo que la evolución de las finanzas públicas no sea clara sobre su estabilización en el largo plazo. En una situación como esta, se observarían mayores presiones de gasto que las previstas en el escenario central, junto con un deterioro más significativo del mercado financiero local y del valor del peso.
En esa situación, las mayores presiones inflacionarias llevarían a la necesidad de un aumento de la TPM por sobre lo que indica el límite superior del corredor, pese a lo cual es posible que la inflación no alcance a converger a la meta de política dentro del horizonte de dos años.
El IPoM sostiene que, en lo externo, el principal riesgo se relaciona con la posibilidad de un retiro apresurado de los estímulos monetarios en EE.UU. en medio de la aparente debilidad de la economía china.
Fuente: Emol economía, diciembre 15 de 2021