El gremio de los industriales metalúrgicos metalmecánicos acusó que rebajar la jornada de 45 a 41 horas semanales aumentará el costo de las empresas, por lo que enviar la iniciativa sin una medida que compense el impacto negativo en productividad es “sorprendente”.
Decepcionado y sorprendido se mostró el presidente de ASIMET, Dante Arrigoni frente al envío que el Gobierno hará del proyecto de ley que baja la jornada laboral de 45 a 41 horas semanales, “sin que, al mismo tiempo, piense en la Industria y el crecimiento de Chile, con medidas que compensen la pérdida de productividad y el mayor costo que ello significará para las empresas”.
El dirigente gremial enfatizó que en enero de 2018 la OCDE publicó un “peer review” sobre transformación productiva en Chile llamando la atención que las políticas públicas no tengan planes estratégicos, e hicieron un llamado a un “pacto renovado entre el Gobierno, las empresas, la academia y la sociedad. Esto, que es habitual en las economías desarrolladas, no se hace en Chile, por el contrario, hoy en Chile se improvisa, y este proyecto es un claro ejemplo de ello”.
No generará un mayor empleo productivo
En relación a los anuncios de la autoridad del Trabajo que esta iniciativa creará 350 mil nuevos empleos, Arrigoni dijo que no resulta convincente pues “el proyecto no aclara que será un costo adicional para las empresas, que bajará la productividad por trabajador y en consecuencia perjudicará el crecimiento”.
El dirigente empresarial reiteró la necesidad de que el país conjuntamente con el sector público y privado impulse la modernización del modelo económico, que debería significar la reindustrialización del país. “Chile vivió por 35 años un ciclo virtuoso de crecimiento que está llegando a su fin desde hace algunos años; se trata de un fenómeno común en la historia de muchas economías, pero sólo las que mutaron su estrategia de crecimiento dieron el salto al desarrollo, las que no lo hicieron cayeron en la “trampa del ingreso medio”, afirmó.
Acto seguido precisó que “si queremos estar a la misma altura de los países desarrollados, con jornadas laborales reducidas, tenemos que ser capaces de igualarnos en los índices de productividad que exhiben esas naciones, con medidas que generen un aumento de la competitividad, con estrategias que apunten a poner en marcha el tránsito de nuestra economía hacia un modelo de desarrollo basado en la reindustrialización 4.0, con políticas públicas que apoyen a nuestras empresas para su necesaria y urgente reconversión”.
Concluyó señalando que la experiencia internacional indica que “el desarrollo se alcanza aumentando la competitividad internacional, que tiene como insumo principal incrementar la productividad, y esta iniciativa aislada del Gobierno va en el sentido contrario”.