Según el ministro de Hacienda, el Ejecutivo trabaja en una serie de iniciativas que apuntan a elevar la productividad, para así evitar que la eventual reducción de la jornada laboral provoque pérdidas de empleos en el largo plazo.
Impulsar la reducción de la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales era una de las prioridades de la agenda del Presidente Gabriel Boric en materia laboral. Y esta semana el Gobierno presentó sus cartas para reactivar la discusión de la iniciativa cuya tramitación está congelada desde noviembre de 2019.
¿Cómo? A través del ingreso de un set de indicaciones que deberán ser discutidas en el Congreso con suma urgencia -lo que implica que contarán con quince días para ser analizadas por la comisión de Trabajo del Senado, para luego avanzar hacia un tercer trámite en la Cámara-.
Uno de los principales aspectos que contienen las modificaciones al proyecto es la gradualidad en la reducción de la jornada, pues se propone una implementación escalonada, con lo cual el descenso a 40 horas ocurriría al quinto año de promulgada la norma.
Así lo explicó la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, quien dijo que «para ese efecto, dentro del primer año se va a reducir una hora la jornada laboral, al tercer año se van a sumar dos horas más, y al quinto año vamos a estar entonces en 40 horas para todas las trabajadoras y trabajadores».
Sobre esto, Rodrigo Palomo, decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Talca, destaca que «el Gobierno haya acogido la idea de la gradualidad en la implementación, concretamente asumiendo una implementación gradual a cinco años. Y también me parece muy relevante que se hayan extendido los alcances de la reducción de la jornada de trabajo a la mayoría, o casi todos, los trabajadores que son regidos por el Código del Trabajo, y no solo a categorías determinadas».
Pero además de repetir conceptos como más tiempo de descanso efectivo, conciliación de trabajo y familia, o modernización, personeros de La Moneda defienden que el proyecto contendría una serie de aspectos que evitarían una disminución de la creación de puestos de trabajo. Sobre esto, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, manifestó que la intención del Ejecutivo es complementar la rebaja de la jornada con una serie de medidas de incentivo a la productividad.
«Es muy importante contar con una serie de iniciativas que vayan elevando la productividad, de tal manera que podamos evitar la pérdida de empleos», sostuvo Marcel, agregando que «dentro de pocas semanas vamos a ver propuestas concretas al respecto».
En su última edición del Informe Anual de Productividad, la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad (CNEP) reveló que de la mano con la reactivación impulsada por los apoyos sociales para enfrentar la pandemia, sumado a los retiros previsionales y la flexibilización de las condiciones sanitarias, el país logró aumentar su productividad en 2021 -con un alza entre 7,4 y 8,7%-, dejando atrás dos períodos contractivos consecutivos. Sin embargo, la entidad advirtió que las cifras del año pasado fueron empujadas por una «economía sobrecalentada».
¿En qué tenor, entonces, debieran estar orientadas las medidas del Gobierno para impulsar la productividad en medio del debate por «40 horas»? Al respecto, Francisco Gallego, académico del Instituto de Economía de la Universidad Católica, afirma que «esto es central, en mi opinión, y aquí hay que pasar del titular a los detalles, porque ahí se juega todo».
«Esto no puede ser sólo un agregado menor al anuncio de hoy para que de verdad la baja de jornada se traduzca en mejora en calidad de vida para muchas personas», dijo, y agregó que «si queremos ser como la OCDE en horas trabajadas necesitamos tener productividad también comparable».
«Parte de la evidencia comparada, justamente, identifica este elemento de reducción de jornada como un elemento clave para mejorar la productividad. Además, hay temas cruciales de capacitación de las personas, y de uso del tiempo dentro y fuera del trabajo», apuntó.
Por su parte, Javier Mella, académico de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de los Andes, recalca que «hay muchas cosas que se pueden hacer. Por ejemplo, en investigación y desarrollo, están los beneficios para la contratación de personas con grado de doctor, además de facilitarles el emprendimiento».
También mencionó «beneficios a la capacitación con foco en ciencia y tecnología, beneficios para desarrollar las industrias Fintech y financiera en general, áreas donde la productividad es mayor, reducción de trámites notariales y tiempos en aprobación de permisos», e hizo un llamado a «no olvidarse de las medidas pro inversión que son clave para el crecimiento».
Para Pilar Ugarte, docente de Unegocios FEN Uchile, lo relevante «es focalizarnos en la productividad, y en cómo entregamos herramientas para las personas para que los esfuerzos que hacemos, y el tiempo invertido en el trabajo, sea mucho más provechoso y mucho más productivo que hoy día».
«Es muy importante contar con una serie de iniciativas que vayan elevando la productividad, de tal manera que podamos evitar la pérdida de empleos»
Mario Marcel, ministro de Hacienda
Desde esa perspectiva, aseveró que «el tema pasa más por la productividad, que por la cantidad de horas necesariamente que estamos o no en el puesto de trabajo». «Hay que tener un foco distinto, una mirada distinta al interior de las organizaciones que, insisto, tiene que ver más con la productividad, con una buena definición de los objetivos, una buena definición de las responsabilidades en cada uno de los cargos que ocupan las personas», dijo Ugarte.
Finalmente, Roberto Zahler, ex presidente del Banco Central, declaró, en entrevista con EmolTV, que «el tema de productividad es primordial en Chile. Ahí yo diría que lo fundamental, donde tenemos un rezago enorme es el tema de educación en general, desde la educación básica hasta la universitaria. Estamos extraordinariamente atrasados, sin eso yo diría que es muy difícil avanzar».
Con todo, mencionó que en términos de innovación, «podría haber una señal bien importante. Entiendo que en el programa de Gobierno hay un énfasis importante en el tema innovación y productividad, ahí yo creo que puede haber realmente un cambio fuerte en incentivar cierto tipo de inversiones».
En esa linea, Zahler dijo que si bien en un principio «cuando se plantearon las 40 horas, quedó el desastre», en la actualidad «hay muchas empresas hace rato que ya están trabajando 40 horas, completamente al margen del proyecto del Gobierno, porque, efectivamente, las 40 horas es una cuestión que parece súper razonable, y para las empresas que se verían complicadas, entiendo que el Gobierno se ha abierto a algún tipo de subsidio o cosas por el estilo. Y obviamente, la gradualidad en el tiempo».
Fuente: Emol economía, agosto 26 de 2022