En su último Informe de Política Monetaria del año, el ente rector abordó «la evolución menos favorable de las restricciones sanitarias» que han impactado en la recuperación.
En su cuarto y último Informe de Política Monetaria (IPoM) del año, el Banco Central empeoró sus proyecciones de crecimiento para la economía de Chile respecto a sus estimaciones de septiembre. Lo anterior, en medio de un aumento de la movilidad tras el encierro provocado por la pandemia, pero también de restricciones sanitarias que persisten, retrasando la recuperación.
«La economía ha mejorado tras la fuerte contracción del segundo trimestre, y las medidas de apoyo a los hogares y al crédito han logrado limitar la amenaza que se cernía para el bienestar de la población y la solvencia de las empresas», expone el informe.
Sin embargo, agrega, «la prolongación de las restricciones sanitarias, la lenta recuperación de los rubros más afectados y las huellas que deja la crisis, han incidido negativamente en el dinamismo de la recuperación, afectando no solo a la demanda agregada, sino que también a la capacidad de respuesta de la oferta. Como resultado, la caída de la actividad este año será mayor que la prevista en septiembre».
Así, el Central estima que en 2020 el PIB del país retroceda entre 5,75% y 6,25%, peor que la caída de entre 4,5% y 5,5% que había pronosticado en septiembre pasado. Lo anterior, «pese a que los contagios han disminuido y la movilidad ha aumentado respecto de mediados de año», dado que «las mejoras de la actividad han sido más lentas de lo previsto».
En ese sentido, el IPoM hace explícita referencia al recién anunciado retroceso de la Región Metropolitana a la etapa 2 del plan «Paso a paso» y consigna que «puede retrasar en algo el proceso de recuperación de la economía», pero apunta que «también puede reducir el riesgo de acciones más drásticas a futuro».
Para 2021, el instituto emisor corrigió al alza sus proyecciones del repunte del PIB y estima que la economía crecerá entre 5,5% y 6,5%, por sobre el rango entre 4% y 5% que había proyectado en el IPoM pasado.
«La actividad continuará una gradual senda de recuperación en los próximos trimestres, y se sigue proyectando que sólo hacia el 2022 retornará a los niveles de septiembre de 2019. Esto considera que la evolución de la pandemia permitirá mantener niveles de movilidad mayores a los de mediados del 2020, y que durante el 2021 se avanzará en el proceso de vacunación, acorde con lo señalado por el Gobierno», expone el documento del Central.
Asimismo, sostiene que «el retiro de los ahorros previsionales tendrá un efecto relevante en el consumo y las actividades ligadas al comercio el próximo año. El estímulo fiscal seguirá siendo positivo, acorde con el presupuesto aprobado. La economía recibirá un impulso externo al mayor a lo previsto, con socios comerciales que en promedio crecerán 4,9% en el 2021-2022, y un precio del cobre que promediará US$3,15 la libra en ese lapso«.
En cuanto a 2022, el informe pronostica que la economía crecerá entre 3% y 4%, manteniendo sus proyecciones de septiembre y junio pasado.
La inversión caería 13% este año
El Banco Central también empeoró su estimación de caída de la inversión en 2020 y anticipó que la Formación Bruta de Capital Fijo anotará un retroceso de 13% este año, peor que la baja de 10,6% prevista en septiembre.
«(Al escenario central de proyecciones) se suma el aún elevado nivel de incertidumbre sobre la evolución de la situación sanitaria, el ritmo de crecimiento y su composición, así como los temores por la reaparición de episodios de violencia como los de fines del 2019»
Banco Central
«La inversión ha tenido una leve mejoría en lo más reciente, favorecida por la gradual reanudación de obras y faenas, aunque permanece más rezagada que lo anticipado. Tras caer 13% este año, para el 2021 se proyecta que aumente 7,3%«, expone el ente rector, pero agrega: «Esta proyección se encuentra sujeta a grados de incertidumbre más elevados que lo usual».
Lo anterior, dado que las encuestas de perspectivas, catastros, la evolución del precio del cobre y de los activos financieros «dan cuenta de antecedentes mixtos. Además, la situación financiera de las empresas, afectada por caídas de utilidades y mayor endeudamiento, podría limitar la capacidad de emprender nuevos proyectos».
Inflación y efecto del retiro del 10%
«El impulso al consumo de bienes transables por el retiro de ahorros previsionales provocó el alza de algunos precios en los últimos meses, llevando la inflación por sobre lo esperado», sostiene el IPoM respecto a lo que fue el primer retiro del 10%.
«El principal factor tras el aumento de la inflación en septiembre y octubre fue el efecto en el consumo de bienes provocado por el retiro de los fondos de pensiones (…). En torno a 0,5 puntos porcentuales de la inflación acumulada entre agosto y noviembre se explican por este componente»
Banco Central
Sin embargo, agrega, «estos aumentos de precios difícilmente repercutirán sobre la inflación a mediano plazo, dada la amplia brecha de actividad abierta por la pandemia. En efecto, la devolución en noviembre de varios de los incrementos de meses previos confirma el carácter volátil y transitorio de estas sorpresas».
Respecto al impacto del segundo retiro del 10%, «se considera que será menor que el del primero. En parte, esto responde a que la caída de ingresos provocada por la pandemia ya habría sido más que compensada por las medidas previas, y porque los recursos que podrían retirarse se concentran en los quintiles de ingresos más altos (y que tienen menos incentivos a utilizarlos para consumo».
Con todo, el ente rector anticipa que la inflación anual fluctúe en torno a 3% por varios trimestres, consolidándose su convergencia a la meta durante el 2022. «Este escenario asume que la reposición de stocks eventualmente normalizará la oferta de bienes y que la gradual reapertura de la economía aumentará la oferta de servicios».
Respecto a la Tasa de Política Monetaria (TPM), el IPoM subraya que seguirá en su nivel mínimo durante «gran parte del horizonte de política monetaria de dos años». Asimismo, apunta que las medidas no convencionales continuarán en aplicación. De igual forma, el ente rector destaca que «existen escenarios de sensibilidad, donde la evolución de la situación macroeconómica podría significar ajustes al impulso monetario«.
Fuente: Emol economía, diciembre 09 de 2020