Francisco Nova Jefe de carrera de Contador Público y Auditor de la Universidad Santo Tomás
La propuesta de depreciación instantánea, considerada en el proyecto de modernización tributaria, plantea dar la posibilidad a las empresas de que inviertan en bienes de capital, para que puedan rebajar el 50% del valor de la inversión realizada en el mismo ejercicio en que ella se concreta; y si la empresa que realiza esta inversión pertenece a la región de La Araucanía, la rebaja será de un 100% del valor en este primer ejercicio. Los bienes sujetos a este beneficio están condicionados a cumplir las normas que determine el Ministerio de Hacienda, las que podrán sumar o excluir compras realizadas por sectores productivos distintos de los enumerados en la ley.
La aplicación de esta medida permitiría beneficiar a las empresas que inviertan en bienes de capital, a través de un menor pago de impuestos, en el mismo ejercicio en el que se realice la inversión. Con ello, a primera vista es factible pensar que se establece un fuerte incentivo a la inversión en bienes de capital, con el consiguiente impulso al crecimiento del país. Pero si bien la medida causa mucho optimismo en el sector oficialista, profundizando un poco el análisis creo hay que ser mesurado en los efectos que ciertamente esta propuesta puede llegar a generar. Para ello me parece pertinente hacer algunas precisiones.
En primer lugar, la aplicación de este beneficio tiene un horizonte transitorio. La depreciación instantánea comenzaría a regir el 1 de octubre de este año y por un período de 24 meses, independiente de cuándo se apruebe el proyecto. O sea, la medida tendría efecto retroactivo, pero estará sujeta al despacho de la reforma.
Segundo, acelerar el cargo a resultados a través de la aplicación de una depreciación instantánea en el ejercicio actual, implicará tener un menor o nulo cargo por depreciación en los restantes ejercicios.
Tercero, el cargo por depreciación es uno de los rubros que con mayor frecuencia son auditados en las declaraciones de impuestos de los distintos contribuyentes. Por lo mismo, las pequeñas y medianas empresas deberán estar preparadas para cumplir con los requerimientos de información que exigirá el ente fiscalizador.
Considerando todo lo señalado, si bien la propuesta de depreciación instantánea es atractiva y se presenta como un beneficio para que los empresarios y emprendedores aprovechen este estímulo en el corto plazo, está lejos de ser por sí sola una medida que logre impulsar la economía.
El beneficio será mucho más apreciado por las pequeñas y medianas empresas, debido a que sus efectos se ven reflejados en el corto plazo. Sin embargo, cuando hablamos de inversiones de mayor magnitud, quienes evalúan proyectos de inversión toman decisiones con un criterio mucho más estratégico, por lo que el real alcance de la medida tendría un impacto menos rotundo que el previsto por las autoridades.
Fuente: Diario Financiero, septiembre 06 de 2019