Resulta complejo hablar de una reducción de la jornada laboral en Chile cuando la actividad económica está débil, en vías de recuperación de las nefastas reformas del segundo gobierno de Michelle Bachelet y las malas proyecciones por el incierto panorama internacional.
Pero es un tema que debemos hacernos cargo, y no se trata de demonizar al dueño de Alibaba Sr. Jack Ma por proponer una jornada 9-9-6, lo que sería muy fácil, sino examinar científicamente si es dañina para los trabajadores nuestra actual jornada laboral y por ende, si se requiere con urgencia una reducción como la que propone la diputada del Partido Comunista Srta. Camila Vallejo.
Efectivamente para ver la conveniencia de reducir la jornada, debemos primero determinar si las 45 horas semanales actuales son excesivas o se enmarcan dentro de márgenes racionales, que permiten armonizar la vida privada y familiar de los trabajadores con la productividad de la empresa.
A priori parece una exageración los postulados que promueven una jornada laboral de 9-9-6 como los empresarios chinos Sres. Jack Ma y Richard Liu, que se entiende estan influenciados por el decrecimiento de la economía china, la guerra comercial con E.E.U.U. y el temor de ver reducidas sus fortunas por no ser capaces de volver a crecer en torno al 10 por ciento anual.
Pero qué impacto tendría en la economía chilena reducir la jornada, por de pronto, se afectaría la producción al disminuir un factor productivo y aumentaría el desempleo al ser más caro la hora de trabajo, afectando el crecimiento económico. Aunque algunos podrían sostener que al laborar menos un trabajador lo haría más feliz y mejor, lo que aumentaría la productividad y mejoraría las remuneraciones por el efecto de los “salarios de eficiencia”, siendo saludable acercarse a países con menos horas trabajadas como Alemania, Suecia y Holanda.
La jornada de 45 horas semanales que rige en Chile y China, parece razonable si consideramos que 9 horas al día es una carga de trabajo adecuada con un descanso de por medio, no solo de “colación” sino de esparcimiento de los trabajadores, que se estima no puede ser inferior a una hora. Este aspecto debería modificarse en la actual legislación que solo contempla media hora de descanso obligatorio dentro de la jornada.
Pero por otro lado están quienes pregonan que 45 horas semanales es excesivo y deberíamos avanzar hacia una jornada laboral ordinaria de 40 horas, tal como se plasma en el proyecto de ley promovido por la diputada Srta. Vallejo, que busca disminuir la jornada en pro de aumentar las horas que los trabajadores destinamos a nuestra vida privada y familiar, mejorar la calidad de vida y desarrollo espiritual, pero que hace caso omiso a la situación económica mundial y en específico, al deterioro de los índices económicos chilenos.
Quizá un llamado a la mesura en tiempos convulsionados y con negativas proyecciones, sea el mejor consejo para quienes ven solo un lado de la moneda, olvidando que para hablar de bienestar de los trabajadores debemos entender que primero se requiere un sostenido crecimiento económico, que permita que una jornada productiva razonable, como la actualmente prevista en el Código del Trabajo, multiplique los beneficios a todos los trabajadores chilenos.
Miguel Brunaud Ramos
Abogado
Fuente: Diario Estrategia, abril 25 de 2019